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Actualizado: 8 de julio de 2025
No sé cómo tú tenías paciencia para aguantar tal retahíla de mentiras y sandeces... Y ahora se sale con vender novedades... ¡qué porquerías serán esas! Te aseguro que me daba un asco... La entrada del Sr. de Pez cortó la serie de observaciones que sin duda habían de ilustrar el asunto.
Y diciendo y haciendo, desenvainó una retahíla de copias pestilenciales, y por la primera, que era ésta, se conocerán las demás: Pastores, ¿no es lindo chiste, que es hoy el señor san Corpus Criste? Hoy es el día de las danzas en que el Cordero sin mancilla tanto se humilla, que visita nuestras panzas, y entre estas bienaventuranzas entra en el humano buche.
Roger solo acertó á dar algunos pasos en igual dirección y se quedó mirando atónito al furioso animal; entre tanto soltaba Simón una retahila de tacos franceses é ingleses y preparaba su arco.
Oyose en la sala una retahíla que parecía oración o romance de ciego; oyéronse bostezos, sobre los cuales trazaba cruces el perezoso dedo.... La familia de piedra dormía. Cuando la casa fue el mismo Limbo, oyose en la cocina rumorcillo como de alimañas que salen de sus agujeros para buscarse la vida.
La Sanguijuelera acompañó a su sobrina a la siguiente mañana, obsequiándola con una retahíla de preciosos consejos que debieran reunirse y archivarse como uno de los mejores ejemplos de la sabiduría humana. «Lo de tu herencia es ya sal y agua. Después de tantos mareos y bascas, has vomitado al fin la gran pandorga.
La crónica de esta semana me la da hecha una carta que acabo de recibir de mi mejor amiga, compañera en el colegio y luego en los salones, Rosalía Arregui del Moral de Pérez y Cámpora. Esta retahila de apellidos merece una pequeña explicación.
Desmontábanse los jinetes, hablando con animación de los incidentes de la corrida. Carmen vio a Potaje apearse con toda la pesadez de su vigorosa humanidad, lanzando una retahila de maldiciones al «mono sabio» que le ayudaba torpemente en su descenso. Parecía entorpecido por sus ocultas perneras de hierro y por el dolor de varios batacazos.
Bien como cuando cae una gota de agua en el aceite hirviendo de una sartén puesta a la lumbre, álzase el líquido hervidor, y bulle, y salta, y levanta llama, y chilla, y chisporrotea, y cae en el hogar, y alborota la lumbre, y subleva la ceniza, espelúznase el gato inmediato que descansado junto al rescoldo dormía, quémanse los chicos, y la casa es un infierno; así se alborotó, y quemó, y se espeluznó y chilló la retahíla de aquel resguardo de nueva especie, compuesto de facciosos y de padres, al caer entre ellos la primera palabra francesa del extranjero desdichado.
Luego que le di mis excusas, dichas mitad en serio mitad en broma, comenzó a dictar órdenes severas para la obra de mi almuerzo, atronando la casa, y a este punto salió conteniendo la risa la señora condesa que había oído la anterior retahíla. Tiene razón me dijo después que nos saludamos ; el Sr.
Confórmate, hija mía, que él está entre santos y descansando de este mundo ingrato. No te des a la pena, que eso es ofender a quien todo lo puede. Y todas iban despidiéndose con idéntica retahila. Cuando la familia regresaba de dar el pésame, por supuesto que ponía sobre el tapete a la viuda y a la concurrencia, y cortaban las muchachas, con la tijera que Dios les dió, unos sayos primorosos.
Palabra del Dia
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