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Actualizado: 22 de mayo de 2025


¡Jesús, qué barbaridad! ¿De dónde has sacado esos desatinos? La Correspondencia no ha traído tal cosa dijo Fortunata. Vamos, lo habrás soñado . Yo no lo he soñado gritó él levantándose con golpe de resorte . Es verdad; lo he leído en la Correspondencia... y... ¡También me llaman embustero! Yo no digo más que la verdad.

Con Calderón, al contrario, cada resorte particular del interés tiende siempre á completar la impresión total del drama, y cada escena en , por interesante y seductora que sea, sólo tiene su verdadera significación en sus relaciones con las demás, y en su unión con cada parte del argumento, para producir un resultado único y final.

También me hallé muy complacido entre el grupo, no muy numeroso, de mis íntimas amistades, lo mismo cuando departíamos sobre lo ocurrido en el escenario de nuestro mundo desde que yo faltaba de él, que cuando servían de motivo a sus bromas la «pátina montaraz» de que veían empañada toda mi persona, o las nuevas aficiones a las cuales me mostraba inclinado, aunque cuidando mucho de no descubrir el oculto resorte del aparente milagro.

Pero ¿dónde estaban esas cartas? preguntó Currita impaciente, abriendo uno a uno los lindos cajoncitos. Aquí abajo contestó don Pablo. Y apretando un resorte de bronce, hizo saltar otro cajoncito oculto, que dejó escapar, al abrirse, un suave olor de violetas secas.

No sólo miraba con más recelo que entusiasmo hacia la niña de la mesa inmediata; también dirigía sus ojos asustados hacia la puerta de cristales que se abría y cerraba a cada momento para dejar paso a los tertulios. El chirrido del resorte le producía vivos estremecimientos. ¡Cuánto tarda hoy D. Laureano! exclamó al fin en voz alta dirigiéndose al compañero que tenía enfrente.

Es fama que al oirlas saltó Porras en el asiento, como lanzado por un resorte, y pidió la palabra para decirle a Voltaire cuanto era del caso.

Si bien hay ciertas cualidades comunes á todos los hombres, estas toman un carácter particular en cada uno de ellos; cada cual tiene, por decirlo así, un resorte que conviene conocer y saber manejar. Este resorte, es necesario descubrir cuál es en los demas, para acertar á conducirse bien con ellos; pero es mas necesario todavía descubrirle cada cual en mismo.

La sangre de doña Ana circuló con fuerza, ardió, la dieron fuertes latidos las sienes y el corazón; se nublaron sus ojos... Era la hora de la cita; resonaron inmediatamente pasos en la calleja; doña Ana escuchó con toda su vida apoyada en el alféizar de la ventana que daba sobre el postigo; luego resonó una llave en aquel postigo; la alegría dió fuerzas á doña Ana; la esperanza valor; se retiró precipitadamente de la ventana; tomó la luz que había en la habitación, y entró en otra que era su dormitorio; de allí pasó á otra que era su cámara; allí encendió una linterna de resorte que tenía preparada, la cerró, la puso sobre una mesa, apagó la bujía y se quedó á obscuras esperando impaciente en medio de la cámara.

No era, con todo, esta pintura lo que daba a los ojos de doña Luz tanto precio a aquel objeto; era lo que la pintura encubría. Se tocaba un resorte, se apartaba la pintura que hemos descrito, como si fuese una puerta, y dejábase ver otro cuadro de muy superior mérito; un cuadro horrible y bello a la vez.

Veía de repente la riqueza como base y resorte de todas las empresas guerreras. Entonces dijo con expresión pensativa , si los extranjeros dejan de atacarnos, no es porque nos tengan miedo... No; si nos permiten vivir tranquilos, es porque esas potencias omnipotentes, con sus ambiciones y celos, guardan cierto equilibrio.

Palabra del Dia

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