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Actualizado: 20 de mayo de 2025
El comercio de libros se hace con poca maña o con poca fortuna, y los autores, aunque sean buenos, tienen que resignarse y que contentarse a menudo con que los lean y los aplaudan en la ciudad natal, en determinada comarca, en lo que llamamos patria chica.
Y, después de un malicioso suspiro ahogado, añadió: Yo sé: los hombres son así; nos aman y nos descuidan... es su manera de ser... ¡hay que resignarse a tomarlos como son! ¡Ah, María Teresa, María Teresa! rugió sordamente la voz de Juan, ¿por qué juega usted con mi dolor? ¿Por qué ha tenido la crueldad de llamarme? Su alegría me mata... La fisonomía atormentada de Juan tenía una nueva belleza.
Pero venían á avisarla que el almuerzo estaba servido y era fuerza resignarse otra vez á ver sonrisas ambiguas, miradas crueles, semblantes odiados. Por la tarde, cuando no tomaba el álbum y los lápices para ir á dibujar al campo, salía á dar una vuelta por el pueblo.
Había que resignarse a un galanteo penoso y contradictorio, a un tira y afloja que parecía muy del gusto de aquella mujer y le hacía abrir unos ojos de sonriente crueldad, de espasmo sádico, cada vez que él, con los sentidos excitados por misteriosas alusiones o miradas prometedoras, se contraía furioso de deseo.
Y cualquiera puede resignarse a ser Teniers en compañía de Homero y de Cervantes, y del gran pintor de borrachos, mendigos y bufones.
Pasaba horas enteras sentada en una butaca, sin llorar siquiera, al parecer tranquila, pero en realidad presa de una desesperación que agitaba su cuerpo con estremecimientos nerviosos y hería su imaginación con ideas tristísimas. En vano le decían que era hermosa, rica y, lo que vale más, joven; que por fuerza, si no a consolarse y olvidar, llegaría a resignarse.
Con una poca costumbre, llegará usted a discernir los días en que hay que ser una compañera de fiesta y aquellos en que hay que resignarse a no ser mas que una esposa. Apuesto a que el señor Stowe es uno de estos egoístas risueños que quieren que todo el mundo sea feliz en el momento en que ellos están satisfechos de la vida, y que no toleran que nadie esté alegre si ellos están tristes.
Dios, al devolverme una esposa y una hermana, me da también un niño a quien amar, un niño que será hijo de los tres y que endulzará nuestras horas con sus juegos y su risa. Aún pueden lucir para Clara también días de sol si sabe resignarse... la más alta sabiduría que podemos alcanzar los mortales sobre la tierra. Los tres te deberemos nuestra felicidad.
Yo me someto a la fuerza. Resignarse y someterse tranquilamente lo hacen los que no sienten con intensidad las desgracias. Supongo que no querrás decirme que yo no he sentido profundamente a tu padre. Debo creer que V. lo ha sentido mucho, porque era un modelo de padres, de hermanos y de caballeros. Así es, y te aconsejo que lo imites siempre.
No miró hacia el escenario ni hizo seña alguna a Judit. La pobre niña, presa de la desesperación, tuvo que resignarse a esperar dos días más. Era lunes, y al miércoles siguiente fue más afortunada. El Conde le hizo la seña que tenían convenida para anunciarle su visita, y Judit pensó: Mañana le veré, y mañana sabré lo que para mí guarda el destino.
Palabra del Dia
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