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Actualizado: 24 de noviembre de 2025
Entre una y otra representación tocaban las músicas alegres polcas, y la granujería de siempre, agarrada de un modo repugnante, improvisaba academias de baile en las aceras, chocando muchas veces contra las mesas donde las buenas mozas de vestido almidonado, pañuelo de seda y cara bravia vendían garbanzos tostados, orejones y ciruelas pasas.
Cada una de aquellas poblaciones es un término medio entre las ruinas, el cementerio y la cloaca, donde reinan la miseria, la inanicion, la estúpida vagancia, la supersticion, la envidia y el hambre.... Es doloroso y repugnante ver cómo se insultan y maltratan mútuamente aquellos innumerables mendigos, de todos sexos y edades, disputándose los viajeros como presas de campaña, medio cubiertos de horribles harapos, cuyo aspecto es doblemente triste por la tinta amarillenta de las telas de lana que sirven de vestido comun.
DON URBANO. No sabía... Yo jamás me traté con esa gente. Eleuteria, por la fama de sus desórdenes, se me representaba como un ser repugnante... MARQU
El ex-abate, al partir, se reía con muy buenas ganas del joven militar, á quien quería servir llevado de miras ulteriores, esperando un ventajoso arrimo en aquella situación política. El otro se dirigió á su casa, pensando á la vez en la repugnante astucia de don Gil y en los peligros de su aventura.
El médico de su honra . Esta es una tragedia horrible, repugnante y ofensiva á nuestras ideas, pero vaciada en el molde de las morales, reinantes entonces en España, con arreglo á las cuales el sentimiento del honor degenera en verdadero fanatismo.
Su fresca boca, generalmente seria, se entreabría de cuando en cuando para lanzar por entre su blanquísima dentadura una pronta y alegre carcajada, que su encogimiento habitual comprimía inmediatamente; porque nada le era más repugnante que llamar la atención, y cuando esto le sucedía, se ponía de mal humor.
Hay reproducciones de las Venus más célebres, efigies de santas que amaron, como Magdalena y María Egipciaca; copias de las cortesanas y princesas desnudas, inmortalizadas por los pintores del Renacimiento italiano; miniaturas y pasteles de damas francesas, deliciosamente escotadas; mujeres adorables, que fueron hermosas hasta en la vejez, ruinas de la galantería, mártires de la pasión y sacerdotisas de la voluptuosidad; pero sin que figure en aquel precioso conjunto de obras artísticas ninguna que sea de mal gusto, o tan libre que haga repugnante el amor, en vez de presentarlo apetecible.
Era un hombre cubierto de andrajos, y que andaba con un pie y una muleta; la otra pierna era un miembro repugnante, el muslo hinchado y cubierto de costras, el pie colgando, seco, informe y sanguinolento. Mostraba aquello para excitar la compasión. Era la pierna para él su modo de vivir, su finca, su oficio, lo que para los mendigos músicos es la guitarra o el violín.
Toda mi sangre se subleva y hierve al pensarlo. El interrogar a unos y a otros es una investigación repugnante y odiosa, para la que, hasta ahora, me había faltado valor. Ayer, sin embargo, Lacante, alarmado por esta tristeza que altera mi salud, me ha obligado cariñosamente a abrirle mi corazón y ha tratado de tranquilizarme.
Su teatro era la alcantarilla, y un fango espeso y mal oliente cubría todos sus personajes. Y tal era el temperamento de aquel hombre insigne, que cuanto Dios crió lo veía feo, repugnante y asqueroso. Estos epítetos los encajaba en cada página, ensartados como cuentas de rosario.
Palabra del Dia
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