Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de mayo de 2025
No sólo habían de defenderse de la hondonada invisible, de la mandíbula del saurio y el colmillo del reptil: el guía, el indio que marchaba a su lado, era un enigma inquietante. Imposible adivinar la verdad en la mueca servil de su mascarón cobrizo.
La primera sugestión es la cabeza de la serpiente. Si no la hollamos con planta valerosa y segura, el ponzoñoso reptil sube a esconderse en nuestro seno. El licor de los deleites mundanos, por inocentes que sean, suele ser dulce al paladar, y luego se trueca en hiel de dragones y veneno de áspides. Es cierto: ya no puedo negárselo a Vd.
Y esos fenómenos, que la ciencia explica por el análisis del organismo animal, se patentizan fácilmente en las galerías zoológicas. Allí el observador puede leer en la mirada del reptil, sobre todo del enorme boa, las gradaciones de la irritabilidad.
Montiño se acercó á uno de los bufetes, tomó un plato de frutas confitadas, y lentamente, pálido, convulso, fué poniendo á cada dulce un lazo, un adorno, una flor, que también las había. Quedaba únicamente por poner el lazo negro y rojo. Montiño le tomó con la extremidad de los dedos, con el mismo horror que si hubiera sido un reptil ponzoñoso.
Miré detrás de mí instintivamente. Una sombra negra, una especie de larva, quedaba tendida sobre el pavimento. Se retorcía con dolorosas contracciones, lo mismo que un reptil partido en dos. Salían gemidos é insultos de este paquete humano que intentaba elevarse sobre sus brazos, arrastrando las piernas rotas. ¡Brutos!... ¡Me han matado! Pero instantáneamente dejé de verle.
Jugaban ya en todas las gacetillas las frases de «reptil venenoso», «entes despreciables», «cerebros obtusos», «revolcándose en el fango», «seres innobles y degradados» y otras no menos afectuosas para los del bando contrario. Cansados de injuriarse unos a otros, comenzaron pronto a atacarse en sus familias. No perdonaron ni a sus modestas esposas ni a sus ancianos padres.
Cuando Apolonio progresaba hacia las candilejas, doblando a tiempo la espina, pero sin perder, no obstante, su maravillosa prestancia y pontificia dignidad, una voz emitió clamorosa solicitud: «¡Que nos enseñe el negro de la uña...!» Truculentos aplausos. La voz pertenecía a un estudiante de veterinaria; pero Apolonio, sonriendo por dentro con fruición, pensó: «Eres Belarmino, el reptil.
Se acordaba de haber visto operar á Jaramillo padre cierto día que un vecino había regresado á su rancho con el brazo hinchado y negro por la mordedura de una serpiente. El brujo le había puesto unos remedios enérgicos sobre la herida, murmurando luego una invocación misteriosa sobre el reptil, muerto de un garrotazo.
Aún duraba el argentino repique y ya Miranda volaba. En su aturdimiento no acertaba con la puerta. Que sale el tren, caballero le gritaron los mozos . Por aquí... por aquí.... Lanzose desatinado al andén: el tren, con pérfida lentitud de reptil, comenzaba a resbalar suavemente por los rieles. Miranda le enseñó los puños, y un sentimiento de impotente y fría rabia apoderose de su espíritu.
El arma cayó sobre el reptil con fuerza irresistible, cortándole el cuerpo a unos siete pies de la cola. Herido de muerte, aflojó al instante los anillos, y soltó al chino, para arremeter, mutilado y chorreando sangre como estaba, con aquel nuevo enemigo, dando silbidos de cólera. Pero Van-Stael no era hombre asustadizo.
Palabra del Dia
Otros Mirando