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Se repartió algún vino; los pastores tomaron una copa de aguardiente a la salud del alcalde y del cura, y a me obsequiaron con una botella de Jerez seco, muy regular para aquellos rumbos. Concluida que fué la cena, el maestro de escuela llamó por su nombre a uno de los niños, sus alumnos, y le indicó que recitara el romance de Navidad que había aprendido ese año.

Tiénese por virtud heróica en un Príncipe la liberalidad si en ella concurren dos calidades, tener que dar, y que se lo merezca á quien se , y cualquiera de estas dos que falte no es liberalidad sino injusticia; y así aunque Andronico repartió las mercedes en personas de grandes merecimientos, como le faltó la primera calidad, que es tener que dar, túvose por muy excesivo este donativo, y por hierro muy grave, porque estaba el fisco y cámara Imperial tan destruida, que no podia acudir á las pagas ordinarias, ni á otros gastos forzosos del Imperio.

Luego, exclamando: «Vamos presto, que nos esperan», salió de la cuadra. Llegaron a la mansión de don Alonso sin encontrar a nadie. Estaba toda cerrada como casa desierta; pero al pasar junto a la panera toparon con seis hombres armados de chuzos y horquillas. El escudero repartió las órdenes.

Todo lo cual fué ansí llevado á él y se partió juntamente con ello para la ciudad del Cuzco, donde, llegado que fué, dió y repartió el tal despojo á los suyos, dando á cada uno lo que le paresció que le bastaba y conforme á la calidad de su persona.

40 Mas lo persiguió Abimelec, delante del cual él huyó; y cayeron heridos muchos hasta la entrada de la puerta. 42 Y aconteció al siguiente día, que el pueblo salió al campo; y fue dado aviso a Abimelec. 43 El cual, tomando gente, la repartió en tres compañías, y puso emboscadas en el campo; y cuando miró, he aquí el pueblo que salía de la ciudad; y se levantó contra ellos, y los hirió.

Garcilaso, Zárate, Gómara y muchos historiadores y cronistas dicen que fué por entonces cuando doña María de Escobar, esposa del conquistador Diego de Chávez, trajo de España medio almud de trigo que repartió a razón de veinte o treinta granos entre varios vecinos. De las primeras cosechas enviaron algunas fanegas a Chile y otros pueblos de la América.

39 Y les mandó que hiciesen recostar a todos por partidas sobre la hierba verde. 40 Y se recostaron por partidas, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. 41 Y tomados los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió a todos los dos peces. 42 Y comieron todos, y se saciaron.

Abandonó sus galas, repartió joyas y dinero entre los menesterosos, y, habiéndome contagiado su nuevo frenesí, llevome consigo a los campos, para borrar con el bien todo el mal que habíamos sembrado por ellos. ¡Por mi fe! ¡Yo nunca pude imaginar remordimiento tan profundo, y qué hazañas de caridad y de penitencia!

¿Doña Guillermina repartió a los vecinos y a usted no?... ¡Ah!, descuide usted; ya le echaré yo un buen réspice. Alentado por esta prueba de benevolencia, Ido empezó a tomar confianza. Avanzó algunos pasos dentro del recibimiento, y bajando la voz dijo a la señorita: «Repartió doña Guillermina unos capuchoncitos de lana, medias y otras cosas; pero no nos tocó nada.

Y ansí se les repartió á los caciques que allí eran los depósitos que ansí habian de hacer, y se les mandó y señaló el tiempo que de tantos á tantos años se le hiciesen in perpetuum, si por el Inca no les fuese mandado otra cosa; todo lo cual acetaron de hacer los tales caciques, porque entendian que Inca Yupanqui era Señor que sabia bien satisfacer todo servicio que le fuese hecho.