Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 9 de junio de 2025
Desde la explanada de proa abarcábase en conjunto su enorme fachada blanca, semejante a la de un palacio en construcción, cortada por galerías de un extremo a otro y rematada por un kiosco que era el puente. Sobre las filas de curiosos asomados a los diversos balconajes aparecían otros subidos en bancos y sillas, avanzando las cabezas para ver mejor la fiesta.
Una verja rematada por jarrones del siglo XVIII se extendía ante la portada, cerrando un atrio de anchas losas, en el cual verificábanse en otros tiempos las aparatosas recepciones del cabildo y admiraba la muchedumbre los gigantones en días de gran fiesta.
Sin separarse el portavoz de la boca, empezó á rugir otra vez una serie de palabras desconocidas, que despertaron gran actividad en los linderos del bosque. Un grupo de aquellos hombres bestiales y semidesnudos, fuerzas ciegas y sometidas como los constructores de las Pirámides faraónicas, avanzó por la pradera tirando de un enorme cilindro vertical. Era una bomba rematada por un largo pistón.
Iba a salir el enemigo: ¡atención!... Empuñó la escopeta para hacer fuego apenas se mostrase el extremo del arma enemiga; pero quedó inmóvil y confuso al ver que era una falda negra rematada por unos pies desnudos dentro de viejas alpargatas, y sobre esto un busto mísero, encorvado y huesudo, una cabeza cobriza y arrugada, con sólo un ojo, y ralos cabellos grises que dejaban brillar entre sus mechas el barniz de la calvicie.
Las columnas sostenían un frontón adornado con un escudo de armas gigantesco. La balaustrada se coronaba con enormes pináculos rematados por esferas. Detrás escalaba el espacio la cúpula del templo, de un gris de globo hinchado, rematada igualmente por pináculos y bolas, lo que la daba cierto aspecto de pagoda chinesca.
Era una antigua payesa que aún conservaba el traje de su pueblo: jubón obscuro, con doble fila de botones en las mangas; falda clara y rameada, y cubriendo su cabeza el rebocillo, blanco velo sujeto al cuello y al pecho, por debajo del cual se escapaba la gruesa trenza que llevaba postiza y muy negra rematada por largas cintas de terciopelo.
Pues nada más sino que eres una tonta rematada, y que por esta simpleza que estás haciendo merecías que me enfadase y te calentase la cara manifestó Velázquez sin dejar de sonreir. Está bien. Adiós. Y de nuevo se volvió para irse. Pero Velázquez la retuvo tomándole una mano. Vamos, niña, no te pongas guasona; no vayamos á enredar el asunto más de lo que está.
Avanzaba con mano negligente una columna de doce fichas rectangulares rematada por otra oval: doce mil quinientos francos, la cantidad máxima que puede arriesgarse al «treinta y cuarenta». El público, con la idolatría que inspiran los vencedores, se interesaba por la duquesa, como si cada uno esperase participar de sus ganancias. Todos presentían su triunfo.
En el centro de la mesa, entre las caracolas, estaba otro regalo del tío Ventolera: una cabeza de mujer rematada por una especie de tiara redonda sobre los cabellos en trenzas. El barro gris estaba moteado de blancas y duras esferillas, granulaciones de los siglos y del agua salitrosa.
Caragòl consiguió igual éxito entre los cuarenta y cinco hombres que se fueron posesionando de las máquinas y los ranchos de proa. Llegaban vestidos de marineros de la flota, con amplio cuello azul y una gorra rematada por un pompón rojo. Algunos ostentaban en el pecho medallas militares y la reciente Cruz de Guerra.
Palabra del Dia
Otros Mirando