Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de mayo de 2025


Un día, finalmente, me trajo su reloj, los pendientes de su mujer, y doce cajas de pieles y manguitos, y aquella misma tarde, aquella mismísima tarde, señora, me le veo en la Puerta del Sol, encaramándose en un coche para ir a los Toros... Si son así... quieren el dinero, como quien dice, para el materialismo de tirarlo.

Dicen que los peones de las salinas se están moviendo... Pasemos. ¿Quién es ese hombre que cruza el Altozano, apurado, mirando eternamente el reloj, con el sombrero alto a la nuca, delgado, moreno, con unos ojos brillantes como carbunclos, saludando a todo el mundo y por todos saludado con cariño?

Es la hora repuso el mozo, malhumorado. Y ¿quién te ha dicho a ti que era la hora? El reloj. Pues aquí no hay más reloj que yo; ¿lo entiendes, mastuerzo? dijo el expendedor con voz colérica, sacando cuanto pudo el airado rostro por la ventanilla. ¡Vaya, vaya! ¡Pues no faltaba más que estuviésemos aquí sujetos a la voluntad de los señores mozos!

Un historiador moderno, al tratar este asunto, escribe: «Que aunque se dice de Valencia que por acuerdo del Consejo general en 16 de Julio de 1378 se encargó un reloj de torre á cierto mecánico extranjero de paso por la ciudad, sólo consta que en 1403 y en 12 de Febrero resolvió aquel municipio labrar una campana, y que batiesen las horas dos servidores asalariados á este propósito

Los hermosos ojos se quedaron mirando el vacío, con aquel su modo de juntar la negrura de las pupilas con la negrura de las pestañas. En su cara se habían afilado las líneas de la nariz, las sienes acusaban finamente el rasgo de las venas azules. Parecía una cara tallada en marfil. Abajo el pesado péndulo del reloj llenaba la amplitud del vestíbulo con un ruidito inquieto, triste.

Subí a cubierta; tomando como mira un punto cualquiera de la costa y otro del buque, distinguíamos que éste avanzaba con la misma lentitud que el minutero sobre el cuadrante de un reloj; pero avanzaba, lo que era la cuestión. Desde la altura, el capitán Maal pedía vapor, más vapor.

Veinticinco Säkerhets-Tandstikor, que es como si dijéramos veinticinco émulos de Cascante habían rozado el amorfo betún de la caja cuando sonaron las diez en el reloj de la cámara.

Para él, robar un reloj, una cartera, un rollo de dinero o cualquier otra cosa de valor que una persona pueda llevar sobre , no es un delito, sino un trabajo de arte, una hazaña.

Capitana Tikâ compró un relicario que contenía un pedazo de la piedra sobre la cual se apoyó N. S. en su tercera caida; Sinang, un par de pendientes y Cpn. Basilio, la cadena de reloj para el alférez, los pendientes de señora para el cura con más otras cosas de regalo; las otras familias del pueblo de Tianì por no quedarse menos que las S. Diego vaciaron igualmente sus bolsillos.

Pues, Tomás comenzó aquél echándose hacia atrás en la silla y jugando con la cadena del reloj, gorda como una maroma, voy a decirte una cosa con toda reserva... Siempre he tenido confianza en ti, y ya sabes que te he dado bastantes pruebas de aprecio... Las circunstancias hacen que uno... vamos... uno no haga las cosas cuando quiere hacerlas, sino cuando puede... ya lo sabes... Sabes también que te aprecio, ¿no es verdad?

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando