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Fuera de esto, como conocen estos padres en lo que son interesados todos los príncipes, están bien informados de casi todo lo que cada dia se trata en sus mas secretos consejos, aquellos que fingen ser parciales ó confidentes de España, proponen al rei y sus principales ministros ciertas condiciones y consideraciones de estado muy importantes, que se las han enviado de Roma algunos padres políticos.

Cayó muerto el mal aventurado Rodrigo, i Taric tomó su cabeza para enviarla á Muza i darle con ella una muestra de la próspera fortuna de sus armas. Con la muerte del rei, i de muchos i mui principales caballeros godos, los que quedaron con vida, empezaron á aflojar la batalla i á irse retrayendo.

Quien primero difundió la noticia de que el rei Witiza ordenó la vuelta á España de los judíos ausentes i perseguidos, i que les dió varios i grandes privilegios i exenciones, fué don Lucas obispo de Tuy, por medio del cronicon que compuso en el año de 1235, i esto hizo, no siguiendo el parecer de ningun autor godo, sino llevando sin duda por norte en su camino consejas de la plebe ó falsas relaciones de escritores arábigos, y dando ocasion al arzobispo don Rodrigo i á don Alonso el Sabio para que fundados en su autoridad estampasen semejante patraña en las narraciones de los sucesos habidos en la Península, hasta los tiempos en que vivieron.

Los judíos, pues, conociendo al rei, le hicieron la oferta de treinta mil ducados, con tal que revocase él i su esposa la cédula ordenada para su espulsion; i como estuviese ya dispuesto por el sabor del dinero á dejarse vencer de las instancias de los hebreos, i fuese sabido este propósito por el inquisidor Torquemada, valióse este bellaco de la confianza que le daba la autoridad de confesor del rei, para entrar en el aposento suyo, llevando encubierto en sus hábitos la imágen de Cristo crucificado, la cual descubrió diciendo: Júdas vendió una vez al Hijo de Dios por treinta dineros de plata.

I adviértase que si no dió en este asunto cumplida satisfaccion á sus deseos, no fué por falta de voluntad, sino temeroso de las mismas armas que él estaba usando contra el rei de Navarra para quitarle con permiso de la corte pontificia sus reinos i señoríos que entonces eran cismáticos.

I esto fué la cierta causa de haber consentido el rei Fernando en lo que con tantas i tales i tan grandes instancias los frailes domínicos, llevados de su codicia, le habian suplicado. El era uno de los mas grandes políticos de su siglo, i hombre en fin que caminaba á su propósito sin curarse de los medios que para conseguirlo era necesario emplear.

Pero no faltará quien diga que el rei Fernando V no redujo su prudencia al aumento de los estados i dominios, sino que les dió la felicidad i la cultura.

La prueba i grande de lo mucho que el rei don Pedro favoreció á los judios se encuentra en aquellas palabras de la citada inscripcion que dicen asi: Sea Dios en su ayuda, engrandezca tu estado: prospérele i ensálzele, i ponga su silla sobre todos los príncipes.

Fué gran trovador i filósofo moral. Hai quien dice que abjuró el judaismo i que fué luego buen cristiano; pero otros ponen duda en esto, citando la primera estrofa de su libro, intitulado Consejos i documentos del judio Rabbí don Santo al rei don Pedro: los cuales compuso en su vejez: «Señor noble, rrei alto, oyd este sermón que vos dise don santo judío de carrion

El rei don Fernando que por tantas empresas militares tenia exhaustas de dinero sus arcas, oprimido al pueblo con gabelas, vendida mucha cantidad de la plata que habia en las iglesias, cargados los eclesiásticos con grandes tributos, nuevamente impuestos i por tanto llevados mui pesadamente, fatigados á los seglares con préstamos que nunca esperaba pagar segun andaba de empeñado su real erario, perdidas todas las esperanzas de repararlo, i en fin, su ánimo embarazado con ignorar el modo de salir de las presentes estrecheces, i evitar las por venir en tiempos que tan porfiadas guerras sustentaba con los enemigos de su corona, vió en el establecimiento del tribunal de la Inquisicion el único medio de fenecer el mal estado de las rentas de su corona.