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Actualizado: 23 de junio de 2025


Dos valientes escuderos he perdido ya y me pregunto por qué la implacable suerte arrebata de mi lado á esos jóvenes de brillante porvenir, dejando intactas las blancas cabezas como la mía. ¿Pero no recuerdas, Roger, cómo Doña Leonor nos predijo todos estos peligros y desgracias de la pasada noche? Así es en efecto, señor.

Quiero verter el mortal veneno en esta copa de cristal puro. iAy! en otros tiempos tenia un uso diferente: se pasaba de mano en mano en los festines alegres de nuestros padres, y el convidado recibiendola, celebraba en verso su hermosura. iCopa dorada! tu me recuerdas las noches bulliciosas de mi juventud, no te ofrecere mas a mi vecino, no alabare mas al artista que supo hermosearte.

Cuando dices que me amas, cuando recuerdas que eres amado, eres dichoso, y entonces amas la vida. ¿No te sientes feliz cuando haces algo bueno, cuando socorres a un necesitado, cuando enjugas una lágrima o das una palabra de consuelo? Pues yo , y también, también, porque eres bueno. Por eso te quiero, por eso te amo. «La última parte de tu cartita me dejó muy contenta de .

Cómo me recuerdas a tu pobre madre dijo la abuela, con voz temblorosa. Así estaba el día en que tu padre la solicitó... Y los dos te dan las gracias, abuela adorada, por la dicha que das a su hija... Así lo espero respondió la abuela mirando las fotografías de los muertos queridos... He hecho cuanto he podido para reemplazarlos contigo... ¿Lo he conseguido? Bien sabes que .

Dos años son largos, cuando se sufre, y dan tiempo para reflexionar. ¿Has examinado tu conducta al mismo tiempo que juzgabas la de los demás? ¡Desgraciada! Me recuerdas las horas más tristes de mi existencia, aquellas en que, solo y aherrojado, me volvía loco buscando las causas de mi desdicha. ¿Cómo había de juzgar lo que no podía comprender?

Su QUIJOTE es el libro predilecto de las MUSAS, y mientras festivo consuela á tristes y melancólicos, é ilustra al ignorante, es al mismo tiempo una historia, la historia más fiel de las costumbres españolas. Opino, pues, con la sabia PALAS, y me perdonen los otros dioses que de mi parecer no participan. Esto bien lo recuerdas, ingrato APOLO.

»Estás a cien leguas de lo que te está diciendo, sin atender a otra cosa que a la hija adorada que juega junto a ese maldito estanque en el cual podría caer corriendo y sin pensar más que en el fresco de la noche que pueda helarla, porque recuerdas que su madre, a los veintidós años, sucumbió víctima de una de esas enfermedades que siegan en flor la vida.

El sentimiento de la paternidad está en tan arraigado, tan hondo, que antes perdería la mitra que abandonar a mis hijos. Ya recuerdas cómo me puse cuando murió el padre de Juanito, que pasaba por mi sobrino. Creí morir. ¡Un hombrón tan hermoso y con un porvenir tan brillante! Yo le hubiese hecho magistrado, presidente del Supremo, ministro, ¡qué yo!

No imagines que deseo romper nuestras relaciones: saber que me quieres, recibir una carta en que me hablas de tu cariño, oírte alguna vez que me recuerdas cuando sufres y que te falta algo en los goces por no tenerme al lado, son cosas que me llegan al alma y me dejan orgulloso de mi mismo. ¡Si supieras de qué modo te las paga mi corazón! ¡Si pudieses leerme los pensamientos, adivinarme las ideas, esconderte entre los caprichos de mis sueños!... Pero quiero que, al mismo tiempo que de mi amor, estés persuadida de mi lealtad.

¿Te acuerdas de aquella noche, en casa de mis padres, cuando aspirabas a la mano de Marta? ¡Cómo puedes, si la recuerdas, hacerme la injuria de aceptar mi miserable excusa!

Palabra del Dia

irrascible

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