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Actualizado: 30 de septiembre de 2025
Olmedo, al mismo tiempo que sondeaba la inmensa gravedad del propósito de su amigo, no pudo menos de reconocer que a él, Olmedo, al perdulario de oficio, no se le había pasado nunca por la cabeza una majadería de aquel calibre. «Descuida, chico, lo que es por mí no lo sabrá nadie, ¡qué narices! Soy tu amigo ¿sí o no?, pues basta ¡narices! Te doy mi palabra de honor; estate tranquilo».
¡Lo robaría! clamó la señá Eufrasia . Si éste quisiera, lo tomaríamos como nuestro... Me llevaría todos los chicos que veo. Las voces de la mujerona hicieron volver la cabeza a otros grupos lejanos, despegándose de ellos algunos hombres al reconocer a don Isidro.
Más tarde, y cuando el doctor Francia muere, Rosas se niega a reconocer la independencia del Paraguay, siempre preocupado de su idea favorita: la reconstrucción del antiguo virreinato.
Pero como Cervantes se había decidido a satisfacer los gustos de su amor, y cuando tomaba una resolución se mantenía firme en ella, y una vez resuelto el encanto de doña Guiomar para él crecía, determinose a reconocer las dos puertas de la derecha y de la izquierda, escuchar, y ver si por algún indicio sacaba cuál el aposento en que doña Guiomar estaba fuese.
Y cuando daba vueltas á su imaginación, se acordó de la señora María Suárez, la insigne esposa del bravo escudero Melchor Argote. ¡Ah! dijo el joven la casa donde dormí anteanoche... paréceme aquella mujer á propósito para cualquier cosa. ¿Pero podré yo dar con la casa?... Y se puso en busca, y al fin, como la suerte le protegía, pudo reconocer la calle y la casa á las pocas vueltas.
Sinembargo, es preciso reconocer que, no obstante los laudables esfuerzos que hacen los artistas de hoy por mantener vivas las tradiciones de los Flamencos, están muy léjos de haber alcanzado grandes resultados.
Pero sobre todo, se había perpetuado en el alma de Perla aquella violenta lucha que reinaba en el ánimo de Ester, quien podía reconocer en su hija el mismo espíritu libre, inquieto, provocativo y desesperado, y la misma ligereza de su carácter, y aun algo del mismo abatimiento que se había apoderado de su corazón.
Pero luego observó que el militar, despues de comunicar con dos ó tres grupos más, se dirigió á un coche y pareció hablar animadamente con una persona en el interior. Camaroncocido dió algunos pasos y sin sorprenderse creyó reconocer al joyero Simoun, mientras sus finos oidos percibían este corto diálogo: ¡La señal es un disparo! Sí, señor.
Otra vez vio al Cantó con su cabeza entrapajada, en el mismo sitio, rodeado de amigos, a los que hablaba con violentas gesticulaciones. Al reconocer al señor de la torre, antes de que sus camaradas pudieran sujetarle, se agachó, y agarrando dos piedras en los endurecidos surcos, arrojólas contra aquél.
El Super-intendente del Rio Negro, con la cosecha del trigo de dicho año, que ascendió á 1269 fanegas y tres cuartillas, acreditó podia subsistir la poblacion con sus frutos; y de resultas del reconocimiento de aquel rio, que emprendió el segundo piloto de la real armada, D. Basilio Villarino, internándose hasta muy cerca de Valdivia, proporciones de los parages que anduvo, esperanzas que prometian los rios que quedaron por reconocer, y la descubierta que á poco tiempo hizo el teniente de infantería D. José de Salazar, abriendo camino por tierra desde dicho puerto de San José á dicho rio, en oficio de 13 de Octubre del mismo año, expuso al Señor Virey lo importante de ambos establecimientos; fundando las razones y motivos en estas últimas resultas, que rebatian las objeciones de los informes y dictámenes, y á un mismo tiempo manifestando las utilidades que podian sacarse de ellos.
Palabra del Dia
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