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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Por tanto, despachó algunos indios á abrir camino en los bosques de los Taus, los cuales llegando á la última Ranchería de estos, situada á la falda de las sierras de Santa Cruz la Vieja, descubrieron á los Paisanos el intento de su ida, los cuales se lo disuadieron diciéndoles que no podrían tenerse en pie las caballerías por aquellas cuestas tan fragosas y les señalaron un camino no tan difícil, aunque todo de bosque pero todo lleno de arroyos y en algunos lugares se dilataba en fértiles campañas.
El 25, caminando de esta jornada, llegamos á la rancheria del famoso General de los Chunipíes, Sinipés y Malbaláes, Antecapibax, á quien encontré con sus dos valerosos capitanes, Chinchin y Guanchil, y habiéndoles hablado sobre su conversion, me diò á entender dicho General el deseo de su conversion, y cuanto placer habia tenido de conocer al español, y haber tratado á su amigo, el General Arias; y que hacia muy poco habia mandado mensage acerca del sitio de su reduccion, avisándole de su grave enfermedad que habia padecido, en la que imaginó morir; pero que el Dios de los cristianos le habria otorgado tiempo para cumplir sus deseos: que él y las tres naciones de su mando estaban prontos á cumplir su escritura.
A domesticar, pues, estas fieras y reducirlas al rebaño de Cristo se partieron ciento y sesenta indios cristianos del pueblo de San Joseph, y entrando en su Ranchería, procuraron introducir tratados de paz; mas los Carerás, sin querer dar oídos á estas pláticas, se pusieron luego en arma, y del primer golpe mataron un indio cristiano é hirieron á otros dos.
Da el rio muchas vueltas de N á S por campos abiertos. A la parte del N salieron 12 indios con tu ladino: díles tabaco y bizcocho, y todo era preguntar ¿donde parábamos aquella noche? Siguiéronnos, ocultándose á trechos mas de dos leguas, y habiendo encontrado á la parte del S dos indios de la rancheria de Josengo, les dije lo llamasen.
Como á las 5 leguas, á la parte del S, encontramos con la rancheria de Lope Mozo, de nacion Mataca, que componia el número de 130 indios de toda chusma: recibíome con agrado: demostróme el gozo que tenia de la oferta de reduccion que les habia hecho el Señor Arias, y habiéndolos regalado, en recompensa dièronme una lechiguana, y gustosos se despidieron.
Cuando los de una Ranchería quieren hacer algún banquete á los de otra, el cacique envía á convidarlos con algunos mensajeros y en su casa se hacen los bailes y danzas generales.
Como á las dos leguas encontré con una rancheria de Tobas á la parte del S. Dijéronme que eran del pueblo que se estaba haciendo: serian como 200 de toda chusma, y habiéndoles pedido un indio para que acompañase á D. Josè Parrilla, por tierra, adonde estaba el Comandante General D. Francisco Arias, y darle aviso de mi llegada, franquearon indio y caballo, y dijéronme distaba el nuevo pueblo cinco leguas: regalélos, y á la media legua habia á la parte del N una rancheria de 100 Mataguayos.
Mejor fortuna corrieron otros indios de la misma Reducción de San Juan Bautista, que entrados en una Ranchería de Puraxís, lograron reducir á la Santa fe cincuenta familias, y con ellos, alegres y contentos, dieron la vuelta á su Ranchería.
«Después de una gran bichara se le dijo al Sultán que saldría un cañonero para la bahía Illana y se traería al Datto Amirol nuevamente nombrado; el Sultán no sólo escribió varias cartas para los Sultanes y Dattos de aquella parte, sino que dispuso fuera una embarcación de su propiedad engalanada para recibir al Datto Amirol, y en ella varios Dattos principales de su ranchería; á las cinco y media de la mañana salimos en el cañonero dirigiéndonos á Malaban, cerca de Baras, llevando á remolque la vinta del Sultán con los Dattos, que tocaban el agua; llegamos á Malabang, y una de las primeras cosas que divisamos la bandera española izada en el antiguo fuerte español, gloria de nuestros antepasados; la alegría rebosaba en nuestros semblantes como españoles, al considerar que hace muchos años dominábamos la mayor parte de esta isla; pero al recordar ésto sentíamos el que hoy no estuviésemos enteramente posesionados de ella; sin embargo, nuestra bandera ondeaba en la cumbre más alta.
A pocos pasos vió que venía hacia sí uno de los Chiriguanás, que despavorido á la vista del P. Felipe, como de enemigos, metió las espuelas al caballo, y llegando á toda carrera á su Ranchería dió aviso que venían Mamalucos, con que se previno para la defensa y puso en armas todo el contorno.
Palabra del Dia
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