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Actualizado: 27 de mayo de 2025
En ambas tentativas salió la autoridad triunfante; pero la del Papa no pudo impedir que las nuevas doctrinas del concilio de Basilea y de los príncipes acerca del gobierno de la Iglesia y de las reformas que en ella habian de hacerse, echáran hondas raices en Francia, se perpetuáran, pasáran á los parlamentos y se convirtieran en opinion poderosa; ni pudo estorbar el imperio que la reforma religiosa popular, sofocada con fuego en la hoguera de Juan de Hus y Gerónimo de Praga, y luego con sangre en los campos de Boehmischbrod, volviese á levantar la cabeza con mayor pujanza en Wittemberg.
No, hija, no hay de qué... al contrario.... Aquí se está bien... esta sombra... pero yo estoy algo cansado... y con tu permiso... entre aquellas raíces, sobre aquel montón verde y fresco de yerba segada... ¿eh? ¿qué te parece? voy a sentarme un rato.... Y lo hizo como lo dijo.
De yerbas, raíces, lombrices, insectos acuáticos, algas marinas y pequeños crustáceos. ¿Las hay también en otros países? Sí, Cornelio: las hay en Asia, en África, en Europa, y sobre todo en la América meridional. ¿Tan grandes como éstas? Las hay más pequeñas, y también mucho mayores.
Todo depende de la hondura con que luego, en la vida diaria, eche sus raíces el cariño, porque es éste, el santo cariño, lleno del sentimiento del deber y de una rígida y caballeresca lealtad a la fe jurada, el que forma los sólidos vínculos de la vida matrimonial.
Las chumberas alzaban sus muros de pinchosas palas a ambos lados del camino, y entre sus raíces polvorientas correteaban, medrosas y ebrias de sol, pequeñas bestias ondeantes, de larga cola y verde esmeralda. Por entre la columnata negra y retorcida de los olivos y los almendros veíanse a lo lejos, siguiendo otros senderos, grupos de payeses que también marchaban hacia el pueblo.
Hace días dijo Golfín que en este mismo sitio te llevé sobre mis hombros porque no podías andar. Esta noche será lo mismo. Y la levantó en sus brazos. La ardiente respiración de la mujer niña le quemaba el rostro. Iba decadente, roja y marchita, como una planta que acaba de ser arrancada del suelo, dejando en él las raíces.
Después la lluvia del invierno le pudre. ¿Dónde estaba el hermoso árbol? Hasta sus raíces se han podrido. Ese árbol no ha existido. Ha sido un hermoso sueño de primavera. Una horrible pesadilla de verano. Sí; Dios que ha hecho su criatura para que sea destruida, es incomprensible. La vida que pasa sin dejar tras sí vestigio alguno es un sueño. Quede sentado que la Biblia es un gran libro;
Luego, una especie de collarete, graciosamente cortado, oscila alrededor de los puntos prominentes de la orilla, de los juncos y las raíces sumergidas en el agua, y cada una de esas franjas de hielo, adquiere sucesivamente desde el tono mate del cristal sucio, al brillo del diamante, según el movimiento de las pequeñas ondulaciones que la agitan y la hacen contenerse, tan pronto sobre una capa de aire como sobre la misma masa de agua.
Era Raíces un misterioso escondite verde, que inspiraba melancolía, austeridad, un olvido del mundo, poético, resignado.
¡Ah! replicó el médico con aquella calma que, natural ó impuesta, distinguía todas sus maneras, así es como un joven eclesiástico habla por lo común. La juventud, por lo mismo que no ha echado aun raíces profundas, con facilidad renuncia á la vida. Y los hombres devotos y buenos que siguen en la tierra los preceptos de Dios, con gusto dejarían este mundo para estar á su lado en la Nueva Jerusalén.
Palabra del Dia
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