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Actualizado: 17 de mayo de 2025


Usted es quien ha sacado a esa joven de aquella honesta casa, morada augusta de los buenos principios; usted quien la ha quitado de la protección y amparo de doña María, cuya santidad y nobleza engrandecen cuanto a su alcance se halla. ¿Con que es una gran bellaquería? repitió lord Gray burlonamente . Eso quiere decir que soy un gran bellaco.

He preguntado, supuesto que el espacio sea una propiedad, de qué cosa podrá serlo un espacio vacío, limitado, cual lo imaginamos en el recipiente de donde se haya quitado el aire. No me parece razonable decir que este espacio vacío, redondo ó cuadrado, sea una propiedad de Dios..................................................................

Púsonos el iman el mismo ungüento que se pone á las criaturas recien circuncidadas, y todas estábamos á punto de muerte. Apénas habian comido los genízaros la carne que nos habian quitado, desembarcáron los Rusos en unos barcos chatos, y no se escapó con vida ni siquiera un genízaro: los Rusos no paráron la consideracion en el estado en que nos hallábamos.

Mientras las apariencias demuestran que la patrona se ha matado, hay quien asegura que ha sido asesinada. Nadie mejor que usted puede ayudar a la justicia a descubrir la verdad. Usted creía que ella misma se había quitado la vida: ahora que conoce usted la acusación, ¿no duda usted? La mujer juntó las manos, indecisa, confusa. ¡Qué podría decir yo, señor!... ¡Esto es espantoso!... Yo no .

¡Cien veces lo volvería a hacer! No tengo la culpa de que te hayan quitado el destino, ni de que tu madre descuide sus quehaceres. En más altas cosas me empleo. ¿Vienen males del Señor sobre la casa? Paciencia y resignación. Rico era Job y fue paciente y resignado cuando se vio pobre y zaherido; pero no perdió la fe.

Gracias al delirio producido por la fiebre, pasó junto a la muerte sin darse cuenta, y la violencia del mal le había quitado la conciencia del peligro. Despertó como un niño sobre el brocal de un pozo, sin medir la profundidad del abismo. Cuando le dijeron que había estado a punto de morir y que sus amigos desconfiaban de salvarla, quedó muy sorprendida. No sabía de cuán lejos regresaba.

No necesitó más el mayordomo para quedar enteramente sosegado. La palabra de la condesa hizo la luz en su atribulado espíritu, y dejó escapar un suspiro de satisfacción, como si le hubiesen quitado una losa de plomo de encima de los hombros. Ni se atrevió, ni quiso preguntar más. Tenía bastante con la mirada límpida y franca que su dueña le dirigió al responderle.

Hablaban, no había duda, en italiano, para que así los transeúntes no pudieran entender su conversación. Noté que sus ropas eran de corte marcadamente extranjero y que sus zapatos eran bajos, aun cuando les había quitado las brillantes hebillas de acero.

Al decir esto, la señorita Guichard señalaba á los recién casados que estaban de pie cerca de la ventana del jardín, muy cerca el uno del otro, sonrientes y radiantes, formando un precioso grupo. La joven se había quitado el velo y la corona y con el traje blanco cubierto de flores de azahar, rubia y sonrosada y los ojos animados por la alegría, era la imagen viva de la felicidad.

Desde que entró a servir en su ramo y en la categoría que le cuadraba, estaba el hombre que no cabía en su chaleco. Hasta parecía que había engordado, que tenía más pelo en la cabeza, que era menos miope, y que se le habían quitado diez años de encima. Se afeitaba ya todos los días, lo que en realidad le quitaba el parecido consigo mismo.

Palabra del Dia

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