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Actualizado: 14 de junio de 2025
Y se exponía, además, a que don Paco no quisiese aguantar la lección, prescindiese de todos los favores que le debía y le buscase camorra. Don Andrés no se arredraba ante la previsión de un duelo.
En aquel entresuelo habia una puerta secreta, la cual daba paso á una escalera misteriosa. Por aquella escalera se subia al piso principal, en cuyo piso vivia una mujer hermosa, muy hermosa y muy desgraciada, porque el llanto es el aura que la mujer respira en los alcázares, como si Dios quisiese castigar el vicio del fausto.
Unas veces, era el golpear brusco del amo que llama á la puerta; sacudidas como de una mano de hierro que quisiese arrancar el marco; otras, agudos quejidos por la chimenea, lamentos por no poder penetrar, amenazas porque no abríamos la puerta, en fin, cóleras, horrorosas tentativas para arrancar el techo.
¡Mal rayo que te parta! vociferó el marqués echando fuego por los ojos . ¡Ahora me dices eso! ¿Pues no es cuenta tuya cuidar de que esté herrada? ¿O he de llevarla yo al herrador todos los días? Como no sabía que el señorito quisiese salir hoy.... Señor intervino Julián , yo iré a pie. Al fin tenía determinado dar ese paseo. Lleve usted la burra.
Como el cuarto era principal, desde aquel sitio se vería muy bien pasar gente en caso de que la gente quisiese pasar por allí. Pero la calle de Raimundo Lulio y la de Don Juan de Austria, que hace ángulo con ella, son de muy poco tránsito. Parece aquello un pueblo.
Pensaba llevarlo a la consulta al día siguiente, y así se lo dijo, mostrándose el ciego conforme en todo con lo que la voluntad de ella quisiese determinar. Mientras comían, le entretuvo y alentó con esperanzas y palabras dulces, ofreciéndole ir, como él deseaba, a Jerusalén o un poquito más allá, en cuanto recobrara la salud. Mientras no se le quitara el sarpullo, no había que pensar en viajes.
A la observación de la señora no se ocultó lo mal que estaba de ropa el infeliz artista, y le dijo que se fuera a su cuarto, que tocara allí el trombón todo lo que quisiese y por fin que... «Yo veré si encuentro por ahí unos pantalones».
Por ser la soledad mi mayor gusto, rechazaba la compañía de mis camaradas, buscando errante y solo aquellos lugares donde más pronto me perdía. El único sitio adonde iba deliberadamente todos los días era la casa de Amaranta, y pasaba largas horas contemplando su puerta, fijos los ojos en las desnudas paredes, como si quisiese leer en ellas alguna mal escrita página de mi destino.
Que si de todo esto quisiese prescindir, entonces ó paso á la nada intelectual, es decir aniquilo toda idea del objeto, ó me traslado á otro órden de seres que ninguna relacion tengan ni con la extension ni con el espacio. Habré dejado la materia y las sensaciones, y me habré remontado á la region de los espíritus.
Una sutil fetidez se extendía por toda la casa. Las dueñas y los criados se apretaban las narices al pasar frente a la puerta del enfermo. Entretanto, doña Guiomar no se apartaba un instante de su cabecera, como si quisiese ofrecer al Señor la doble tortura física y moral que prolongaba para ella aquel cerrado aposento. Ramiro regresó lo más pronto que pudo.
Palabra del Dia
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