Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de junio de 2025
Iba á responder éste, acometido de súbita indignación, pero Quino, ilustre siempre por su prudencia, le sujetó por la manga de la camisa diciendo en voz baja: ¡Déjalo! ¡déjalo! Es peor. Se hicieron, pues, los suecos. Regalado prosiguió su monólogo que hacía volver la cabeza y sonreir á los que estaban cerca.
Sentadas por ahí se ven todavía muchas guapas mozas que no tienen pareja. Y si os faltaran, nosotros estamos dispuestos á cederos las nuestras. Los de Lorío respondieron con un sordo murmullo negativo. Y permanecieron en la misma actitud retraída, imponente. No desmayó por esto el prudente Quino. Su cerebro artificioso le sugirió al instante nuevo recurso.
Entre todos los paisanos que frecuentaban la taberna era el único que sabía desprenderse de la apretura de sus silogismos y se escapaba de vez en cuando sin pagar. Tales cualidades le habían hecho digno de respeto para nuestro tabernero. Fijóse la boda para la primavera y Quino en virtud de esto frecuentaba la casa con toda confianza y aparentaba ser en ella ya un copartícipe de las ganancias.
Al salir tropezó cerca del pórtico con la tía Brígida y la tía Jeroma, aquellas venerables hermanas que tuvieron la dicha de dar al mundo al prudente Quino y al pernicioso Bartolo, de fama inmortal. La habían visto desde un prado próximo entrar en la iglesia y picada su curiosidad bajaron rápidamente á esperarla.
Sin embargo, el magnánimo Quino, fértil en astucias, temiendo que la ventaja del número diese rápidamente la victoria á los de Lorío, con algunos de sus compañeros rodeó la casa del capitán para sorprender á aquéllos por la retaguardia. Y en efecto llevó á cabo la maniobra con habilidad y presteza.
La tía Jeroma, madre de nuestro diputado Bartolo; la tía Brígida, su prima hermana y madre del prudente Quino; Elisa, joven de veinticinco años, recién casada, con temperamento y aficiones de vieja, y que por tenerlas todas hasta fumaba como ellas cigarrillos envueltos en hojas de maíz; por último, la vieja Rosenda, una mujer que vivía sola en un hórreo y que algunos tenían por bruja.
Pero teniendo que mascar la torta por la mañana y las rosquillas por la tarde y ponerse el chaleco floreado y la montera de los días de fiesta, no parece bien llevar las espaldas rameadas de vardascazos. Tú, Quino, ¿cómo te vas á presentar delante de Telva con un chichón en la frente? Y tú Bartolo, ¿con qué garbo vas á bailar en la romería si te dejan más derrengado de lo que estás?
Cuando hubieron comido y bebido según su apetito, Quino, el más prudente y el más ingenioso de los hijos de Laviana, tomó la palabra y dijo: Dios te guarde, Nolo, y á tus padres y á tus hermanos. San Antonio guarde también al ganado que tenéis en la cuadra.
Á Celso se le hacía la boca agua contando estas aventuras románticas y las enjaretaba una tras otra sin dar paz á la lengua. Sin embargo, Quino marchaba preocupado, distraído. Nunca había concedido mucho valor á la charla de su amigo. Era hombre práctico, sabía adaptarse al medio y donde el otro no veía más que tristeza y pena sabía él libar la dulce miel de la voluptuosidad.
Después de dar algunas profundas chupadas al cigarro, signo de intensa meditación, preguntó mirando á las vigas del techo: ¿Y de cuartos, nada? Ni un ochavo respondió Pepón poniéndose más serio que él, si cabe Telva tiene el dote en la cara. Hubo una pausa. Quino da otros cuantos chupetones al cigarro. Pues Martinán me da cuatro mil reales si caso con Eladia.
Palabra del Dia
Otros Mirando