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Actualizado: 4 de mayo de 2025
¿La guitarrilla, eh? ¿Dice usted que yo le robé una guitarrilla? Vamos, no me venga usted á mí con indirectas... contestó el barbero, queriendo parecer sereno. Véngase usted aquí con pamplinas: si no le conoceremos, señor Callejón angosto. Anda, que te quedaste con la colecta el día de San Antón. ¡Catorce pesos!
¡Tu presente es negro, cual las alas del panique de la noche! ¡Tu existencia triste, cual tristes son esas melancólicas flores que crecen en todos los cementerios de la India! ¡Ha tiempo eres esclava! ¡Ha tiempo fuiste llevada al mostrador de la usura y quedaste empeñada!
Eso es ser más realista que el rey dijo Rita, con un gracioso desdén ; y bien puedes asegurar al mayor, en nombre de todas las sevillanas, que tanto nos da que ese lord nos encuentre feas como bonitas. Pero sigue con tu historia, Rafael; te quedaste en los preliminares del casamiento del tío.
Hoy ha tenido dos o tres soponcios sólo de pensar en que te vas. Buena hacienda dejas hecha antes de ser clérigo. Dime, condenado, ¿por qué viniste por aquí y no te quedaste por allá con tu tío? Ella, tan libre, tan señora de su voluntad, avasallando la de todos y no dejándose cautivar de ninguno, ha venido a caer en tus traidoras redes.
Entrase CIPION y los suyos, y luego tocase al arma en la ciudad, y al rumor sale MORANDRO herido y lleno de sangre, con una cestilla blanca en el brazo izquierdo con algun poco de vizcocho ensangrentado, y dice: MORANDRO. No vienes, Leoncio, di? Qué es esto, mi dulce amigo? Si tú no vienes conmigo, Cómo vengo yo sin tí? Amigo, qué? te has quedado? Amigo, qué? te quedaste?
¡Quiere decirse que le viste con ella y te quedaste tan fresco! gritó la joven, furibunda, echando llamaradas de los ojos. No me quedé fresco... Me alboroté mucho; pero después vino la reflexión. Lo que importa, me dije, no es que él muera, sino que ella aprenda. Y tú has aprendido. ¡Pues si yo les llego a ver...! Si les llegas a ver, acuérdate de mí. Hazte santa como yo... Les miras y pasas...
Cuando sola y huérfana quedaste, yo fuí tu apoyo, yo tu amorosa madre, y ahora, que me ves anciano y desvalido, escoges este momento para dejarme; húndeme antes en el sepulcro, y luego vete, que así cumpliendo antes conmigo, podrás cumplir mejor y a salvo con el gusto tuyo. ¡Con el gusto tuyo, que bien quiera Dios no convertírtelo en amargo acíbar! ¿Quién te ha dicho que esos castellanos mirarán nunca con amor a la sangre mora?
Para esto solo respondió Sagrario, sonriendo también , y para lo que de ello se cae por su propio peso. Lo suponía: un poco de comentario; pero como te quedaste tan callada... Pensaba yo que a ti te tocaba empezar.
Palabra del Dia
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