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Actualizado: 24 de mayo de 2025
No decide, por lo tanto, si el P. Jacinto estaba atinado ó no en lo que decía; si hablaba guiado por el sentido común ó por la doctrina moral cristiana, ó por ambos criterios en consonancia completa; y no se inclina tampoco á creer que dicho padre tenía una moral burda y grosera, y el atrevimiento y la confianza de un rústico ignorante. Quédese esto para que lo resuelva el discreto lector.
Quédese todo ello para pintado al natural cuando nos veamos, y conténtate con saber ahora que cuando me vi enredada entre tanta visita y con la obligación de pagarlas una a una, y hasta con ciertas amenazas sordas de festivales solemnes y de reuniones particulares, me espanté como si toda la mar y toda la villa, hecha escombros, se me vinieran encima.
Por vida suya, abuela, que no diga más; que lleva término de alegar tantas leyes en favor de quedarse con el dinero, que agote las de los Emperadores; quédese con ellos, y buen provecho le hagan, y plega a Dios que los entierre en sepultura donde jamás tornen a ver la claridad del sol, ni haya necesidad que la vean.
Las gentes del campo trasladaban al apellido el título de respeto que precede al nombre, llamándole don Madariaga. Compañero dijo á Desnoyers un día que estaba de buen humor, lo que en él era raro , pasa usted muchos apuros. La falta de plata se huele de lejos. ¿Por qué sigue en esa perra vida?... Créame, gabacho, y quédese aquí. Yo voy haciéndome viejo y necesito un hombre.
-Quédese eso del barbero a mi cargo -dijo Sancho-, y al de vuestra merced se quede el procurar venir a ser rey y el hacerme conde. -Así será -respondió don Quijote. Y, alzando los ojos, vio lo que se dirá en el siguiente capítulo. Capítulo XXII. De la libertad que dio don Quijote a muchos desdichados que, mal de su grado, los llevaban donde no quisieran ir
Quédese esto para algunos catalanes, vascongados y gallegos, y también para algunos de nuestros hermanos de América que andan buscando lengua en que hablar y en que escribir, inventada o resucitada, con tamaña amplitud y capacidad tan elástica, que quepan holgadamente en ella los altos pensamientos, las invenciones peregrinas y las profundas o sutiles ideas que en el burdo y pobre castellano no caben.
Pero quédese usted a comer, don Eugenio dijo la señora . Desde que salimos de la tienda, ningún año ha querido usted honrar nuestra mesa. No puedo, Manolita. Soy ya muy viejo, y quien me saca de mis sopitas me mata. Además, vaya un regalo: un convidado de mi clase. Masco como una cabra, y 110 divierte ver un viejo entre la gente joven. A cada cual lo suyo.
-Yo lo dudo -respondió don Quijote-, y quédese esto aquí; que si nuestra jornada dura, espero en Dios de dar a entender a vuesa merced que ha hecho mal en irse con la corriente de los que tienen por cierto que no son verdaderas.
Pero ¡quédese usted al menos! decía angustiado el espada . ¡Mardita sea!... No me deje usté solo. No sabré qué haser; no sabré qué desir.
Estaba pálido, demudado. Una arruga dolorosa surcaba su frente. Clementina le echaba de vez en cuando miradas furtivas. Cuando el joven aristócrata se levantó para irse, también quiso hacer lo mismo. La dama le retuvo por la mano. No: quédese un momento, Alcázar. Tenemos que hablar. Y se retiró como otras veces al antepalco y comenzó a charlar con la amabilidad y franqueza de siempre.
Palabra del Dia
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