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Actualizado: 30 de junio de 2025


Podía asegurarse que aquellos labios guardaban como un tesoro la mejor palabra, la que jamás se pronuncia. La barba puntiaguda y levantisca semejaba el candado de aquel tesoro.

Llega el muslim al atrio de las abluciones, y antes de visitar la casa donde se custodia y venera su Koran, hace una visita oficial á la letrina: lava luego sus manos, vuélvese de cara á la quibla, se sienta, enjuaga su boca, descarga sus narices, y entre tanto pronuncia la fórmula: «En nombre de DiosMientras se hace esta ablucion se suspende todo coloquio: cada cual va por su órden cumpliendo con las ceremonias establecidas sin curarse de lo que hacen los demas.

Concluídas las fiestas se abre una fosa al pié de la misma casa, y el pariente más inmediato del difunto coge el onlong ó sea un manojo encendido de hojas secas, y con él sahuma el hoyo á la par que pronuncia estas palabras sacramentales.

Camilo percibe lo que hay en el pasaje, Eustaquio no; y sin embargo aquel discurre poco, apénas analiza, solo pronuncia algunas palabras entrecortadas, miéntras este diserta á fuer de buen retórico.

Al cabo el ferrocarril se aproxima tanto á la catarata que se percibe el ruido de sus remolinos espumantes; el tren penetra en un pequeño túnel, pasando bajo las rocas que sostienen un antiguo castillo, y al salir de la caverna artificial el viajero se siente sorprendido, hallándose sobre el puente de hierro que atraviesa el Rin en el punto donde se pronuncia el raudal que determina la catarata.

Regalado se aproxima con el reloj en la mano y abandonando su acostumbrada ironía le dice con visible emoción, pues al cabo también él había nacido en Villoria: El jurado te declara vencedor, Jacinto. Elige la moza que ha de entregarte el reloj. Jacinto tarda algunos instantes en responder. Al cabo haciendo un esfuerzo pronuncia muy quedo el nombre de Flora. Ven acá, Florita grita Regalado.

Sentimos vagamente aquella idea que poco antes aplicábamos á todo; que se filtraba por decirlo así en todos nuestros conocimientos; que era como la vida que circulaba y que sentíamos en todas nuestras percepciones; pero ella en , en su aislamiento, en su pureza, nos escapa de continuo; mezclada con todas las cosas, vemos que es algo distinto de las cosas; la separamos de una, y se une con otra; hacemos un esfuerzo por incomunicarla con todo lo que no sea ella misma, y entonces el espíritu siente una especie de desfallecimiento, como que todo se desvanece á sus ojos; y á falta de realidades, parece contentarse con nombres, que pronuncia y repite mil veces, como envolviendo en ellos lo poco que le resta de realidad.

Juan la contempla sorprendido, hasta el punto de que, sólo después de un largo silencio, pronuncia lentamente estas palabras: ¿Los días le parecen largos?... ¿qué me dice usted?... ¿no está aquí el que usted quiere? Ahora ... dijo la joven. Pero en seguida, con aire grave, añadió: Juan, tengo una importante confidencia que hacerle.

¡Mujer! no abuses de la clemencia del cielo, exclamó el Reverendo Sr. Wilson con acento más áspero que antes. Esa tierna niña con su débil vocecita ha apoyado y confirmado el consejo que has oído de los labios del Reverendo Dimmesdale. ¡Pronuncia el nombre! Eso, y tu arrepentimiento, pueden servir para que te libren de la letra escarlata que llevas en el vestido.

Su cabeza está siempre cubierta con un vasto sombrero de plumas desmayadas, que se agitan en cadencia a cada una de las palabras que pronuncia. La fisonomía de la buena mujer es más bien simpática, sus frases son bastante benévolas y sus recetas culinarias, en las que sobresale, son exquisitas.

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