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Actualizado: 27 de julio de 2025


Aquellas exageraciones, que tal le habían parecido en otro tiempo, ahora las encontraba justificables, como los amantes se explican las mil tonterías ridículas que se dicen a solas. «¿No había en los amores humanos un vocabulario infantil, ridículo, sin sentido para los profanos? , lo había, ella no podía asegurarlo por experiencia, pero lo había leído y el corazón se lo confirmaba.

Nunca me faltaron libros profanos, ni noticias estimulantes de los placeres del mundo; y con este acopio y el que hice por misma durante la relativa libertad que se me concedía cuando fui de las mayores, viendo las cosas mundanas de tarde en tarde y a deshora y con el rabillo del ojo, y contando diez y siete años muy cumplidos, se dio por terminada mi educación en aquel afamado colegio francés.

Las musas me llaman, la fábula griega me distrae, los bosques de la isla de Calipso me hablan de amor; veo flores, mujeres, altares profanos; huelo perfumes embriagadores; diviso florestas, cuyas sombras parecen ocultar misterios lascivos; oigo á lo léjos un ruido que me intranquiliza, que me seduce; pero que me seduce como nos seduce una maga ó una circe.

Excitada por la lectura de los cantores bíblicos y de los poetas profanos, se fingía mujeres más elegantes, más graciosas, más discretas, que las que por lo común se hallan en el mundo real. Yo conocía, pues, el precio del sacrificio que hacía, y hasta lo exageraba, cuando renuncié al amor de esas mujeres, pensando elevarme a la dignidad del sacerdocio.

Niños y clérigos están como en su casa. Los pocos fieles esparcidos por la Iglesia son beatas que rezan con devoción; no se piensa en ellas. A veces son espectadores de aquella algazara algunos adolescentes y pollos con cascarón que tienen en los bancos de la plataforma sus amores. Los catequistas, jóvenes todos, no ven con buenos ojos a tales señoritos que vienen con propósitos profanos.

Declaro que la figura de Pepita era como el centro, o mejor dicho, como el núcleo y el foco de estas imaginaciones vagas. Su meridiana aparición, en lo más intrincado, umbrío y silencioso de la verde enramada, me trajo a la memoria todas las apariciones, buenas o malas, de seres portentosos y de condición superior a la nuestra, que había yo leído en los autores sagrados y los clásicos profanos.

No le gustaba usar los nombres vulgares y poco exactos de las enfermedades, y empleaba los técnicos si le apuraban, no por ridícula pedantería, sino por salir con su gusto de no enterar a los profanos de lo que no importa que sepan, y en rigor no pueden saber. Ello fue que Anita creyó que se moría, y padeció aún más que en el tiempo del mayor peligro, cuando empezaron a decirle que estaba mejor.

Aunque los poetas, por punto general, dejaban en estas piezas al cuidado del decorador su parte material, sin embargo, se puede asegurar que las pretensiones escénicas del público eran más modestas que en los dramas profanos. La representación de Los autos sacramentales se hacía, por lo común, hacia las cinco de la tarde, precediéndola una loa y un entremés.

En la vida de Santo Tomás, arzobispo y mártir, de Guillermo Fitzstephen, escrita hacia el año de 1182, según la opinión más probable, se habla así de Londres: «En Londres, en vez de piezas teatrales, en vez de juegos escénicos, hay más santos espectáculos, representaciones de los milagros, que han hecho piadosos confesores, ó de los sufrimientos que tanta gloria dieron á los mártiresDe estas palabras se deduce que los espectáculos profanos eran conocidos en la Europa contemporánea.

A este ya le conoces. Los otros son diputados, que vienen aquí todas las noches. Mientras aguardábamos observé la casa, que era alegre y bonita como todas las de Cádiz. Espaciosas vidrieras cerraban el corredor por el patio, y en las paredes no se veía un palmo de superficie desocupado de cuadros al óleo, representando asuntos diversos, y confundidos los religiosos con los profanos.

Palabra del Dia

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