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La celebración de tales fiestas escénicas se verificaba, no sólo en el teatro del Buen Retiro, sino también con alguna frecuencia en los jardines del palacio, y casi siempre con la exornación más artística. Así leemos, entre otras cosas, que en la noche de San Juan del año de 1640 se levantó un tablado en el estanque del Buen Retiro, para representar en él una comedia.

Ya Cervantes, en sus notas escénicas á La Numancia, intenta evitar los groseros anacronismos que se cometían, puesto que indica que los soldados romanos debían llevar armas á la antigua, y aparecer sin arcabuces; y aun después hubo de adelantarse también en la observancia de tales conveniencias, sin ser tan escrupulosos ni eruditos, como acontece en la moderna indumentaria, sino usando ampliamente de las prerrogativas especiales á cada teatro, de subordinar la verosimilitud y la verdad externa á la general poética.

Los teólogos, á quienes se consultó, fueron de distinto parecer, declarándose los unos contra todo linaje de representaciones escénicas, y opinando los otros que en general debían tolerarse, desarraigando tan sólo los abusos que se habían introducido.

Y por si tanta honra pareciese escasa al lector, quiero que sepa que también regias plantas de dos dinastías se han deslizado sobre el polvo de aquel rústico pavimento. ¿Á qué decir más en abono de sus timbres de nobleza? De su crédito en la plaza, pregúntese á Romea, Teodora Lamadrid, Arjona, la Ristori y otras celebridades escénicas.

Hacia la época en que se verificó el importante suceso que había de regenerar al mundo, que debe considerarse como el centro de la moderna cultura, habían extendido los romanos, por la mayor parte del mundo entonces conocido, así su imperio como su afición á las diversiones escénicas. El teatro romano, que nunca llegó á florecer demasiado, decayó al mismo tiempo que la nación á que pertenecía.

Por mucho que las celebre Cervantes, y aunque esta parte del arte teatral, al representarse su Numancia, estuviese más adelantada, nada prueban sus afirmaciones, cuando, entre otras cosas, leemos en las notas escénicas de su tragedia, que ahora se rueda bajo el teatro, á uno y otro lado, un saco lleno de piedras, como si tronara.

Pero, para entregarse sin obstáculos á su recreo favorito, y á la vez para facilitar un local más decente á las representaciones escénicas, ya desde el principio de su reinado construyó un teatro en el palacio del Buen Retiro, ante las puertas de Madrid, para que fuese exclusivamente teatro de la corte, y cuyos espectadores habían de ser personajes invitados por el Monarca para acompañarle.

Sólo vivía de noche, a la luz de las baterías escénicas, acompañada en sus pasos y lamentos por la música misteriosa que surgía del abismo orquestal.

En el año de 1659 acompañó á María Teresa, hija de Felipe IV y esposa de Luis XIV, figurando en París al frente de una compañía, y dando allí representaciones escénicas por largo tiempo.

Llenaba la vida de los hombres durante la Edad Media, cuando no podía darse un paso fuera de la religión, y en la tierra, asolada por las luchas, no había otra esperanza que el cielo ni más lugar de asilo para el pensamiento que la catedral en la ciudad y el monasterio en el campo. «Las ferias, las reuniones para negocios o placeres como decía su maestro , eran fiestas religiosas; las representaciones escénicas eran misterios; los viajes, peregrinaciones, y las guerras, cruzadasPero después se partía la vida: lo religioso a un lado, lo humano a otro.