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Ayer, cuando entré en casa, lo primero que hizo, mientras me saludaba, fue un registro de todos los bolsillos de mi ropa. Me desplumó. Lo que yo decía: «apenas se pone el pie en España, no se da un paso sin tropezar con bandoleros». Ahora pretende que entre todos los parientes le hagamos un piso... friolera. ¡Pobrecilla! Es una santa.

Apesar de todo esto, el Sr. de Rivera no estaba satisfecho. No que lo manifestase tontamente y al primero que llegase, pues la circunspección era una de sus cualidades predominantes, pero lo dejaba traslucir a sus íntimos amigos.

Van apostados. Pues bueno ¡ajajá! Que traigan el Calepino, ese que hay en la biblioteca. ¡Que lo traigan! Un mozo trajo el diccionario. Estas consultas eran frecuentes. Búsquelo usted primero con h dijo Ronzal con voz de trueno a Joaquinito, que había tomado a su cargo, con deleite, la tarea de aplastar al de Pernueces. Don Frutos se bañaba en agua de rosa.

Una fiesta, en la cual Calderón ha manejado con gran libertad el mito conocido de las Metamorfosis, de Ovidio, I, 745 y siguientes, y II, 1 y siguientes, variándolo con arreglo á otros motivos dramáticos, inventados por el autor. Faetón y Peleo se enamoran ambos de Tetis, y el primero pierde la razón á la puesta del carro del Sol, al ver que Peleo roba á Tetis y se la lleva. Apolo y Clímene.

Siempre ha sido lo mismo; primero se metió á fraile para holgazanear, y porque una mozuela no le quiso, y ahora se me marcha á la guerra dejándome vieja y pobre, sin un alma de Dios que me traiga un brazado de leña del monte.... Consoláos, buena mujer, que con la protección de Dios él volverá sano y salvo y no sin su parte de botín.

Arriba, en el paseo, el primero que le salió al encuentro fue Maltrana. ¿Ha oído usted la música? preguntó con cierto misterio. Ojeda quiso mostrar que estaba bien enterado. ; era en honor de un vecino suyo que celebraba su cumpleaños. No, Fernando; la música era para usted... Cosas de esos chicos, que están furiosos por la traición de Nélida. Una ironía pesada y roma como sus zapatos.

Pero la certidumbre expresada por Goethe y afirmada después por la Condesa d'Arda ¿qué podía valer contra las persuasiones del instinto vital? ¿A cuántos impide amar nuevamente el saber que el nuevo amor terminará como el primero? La certidumbre de morir que se tiene ¿es acaso una razón para suicidarse?

El príncipe le invitó á ocupar el sillón inmediato, pero Castro sólo quiso sentarse ligeramente en uno de los brazos del mueble, para indicar su deseo de que la entrevista fuese corta. Además, habló él primero, exponiendo rudamente su pensamiento, sin preámbulos. Te habrá dicho el coronel mi respuesta.

Hizo una señal al primero de los muchos coches de alquiler que en ordenada fila esperaban, y el cochero acudió presuroso, midiendo antes con la vista, de pies a cabeza, la traza del viajero.

Pero ¡ay! que no me la quita nadie: que es ella la que se va... He pasao los días vigilando de lejos la torre de Marchamalo. ¡Las copas que llevo bebías en el ventorro de la carretera y que se me golvían veneno al ver bajar o subir a alguien la cuesta de la viña!... He pasao las noches tendido entre las cepas, con la escopeta al lado, dispuesto a meterle un puñao de postas en el vientre al primero que se acercase a la reja... Pero no he visto más que a los mastines.