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Actualizado: 15 de julio de 2025
Y, para no permanecer inactiva hasta que el café hubiera pasado, tomó el tejido de gruesa lana que en su condición de «Presidenta de la Asociación de las mujeres» y de «Directora de la comisión de los pobres,» no se permitía jamás abandonar, y con una rapidez inaudita hizo deslizar las agujas brillantes en sus manos huesosas y habituadas al trabajo.
Los hombres, algunas veces, debían de hacer caso de las mujeres afirma con aire sentencioso la de Esquilón. Siempre sostiene con firmeza Petrona. Pero lo cierto agrega es que falta la presidenta.
Aquella trae ya cara de presidenta, Pepe dijo. ¿Quién?... La Currita, Pepe... ¡Te lo dije!...
Yo pensaba y pensaba: «Pero, señor, ¿qué falta aquí, qué falta?» Y no caía. Es claro: falta la presidenta. Por eso no hay fiestas, ni recepciones, ni nada. Está resultando esto más triste y más lúgubre que una capilla protestante. Se dice que los del gobierno son lo más ahorradores apunta Petrona. ¿Y para qué quieren la plata? Todos los ahorradores son gente muy triste agrega Margarita.
El sacerdote se revenía y se entregaba rendido a la encantadora. Blanca pertenecía a las Hermanas de los Santos, sociedad de niñas, de la que era presidenta y en la que ejercía una grandísima influencia.
¡Pues ya lo creo que la defiendo!... ¡Su desvergüenza!... La desvergüenza de ustedes justifica la suya... Si vosotras la tenéis para recibirla, ¿por qué no la ha de tener ella para presentarse?... ¡Vaya! exclamó escandalizada la marquesa de Lebrija, presidenta general de tres asociaciones piadosas . Yo quisiera que me dijera usted qué se hace entonces en Madrid con esa clase de personas...
Mientras se entretiene, le presentaré a la patrona mayor, la señora marquesa de la Escalinata del Patio de Guardias. SITA. ¡Yo no sé si debo...! VERA. Hija mía: en nuestro sacerdocio, lo mismo que en los otros, hay que estar bien con todo el mundo; de lo contrario, aunque ponga usted en ello toda su buena voluntad, no llegará a ser nada... ¡Ah...! ¡Aquí llega nuestra querida presidenta...!
La futura presidenta olióse desde luego la partida, y un oportuno constipado atroz y empedernido vino a impedirle salir fuera de casa; así se lo notificaba con grande sentimiento y cariñosas frases a su buena amiga Genoveva en una elegante esquelita cuadrada, en cuya esquina se leía, bajo la corona ducal propia de los Grandes de España, su nombre de María.
Por medio de ella y de su círculo, las señoras, aunque de modo indirector, intervenimos en la política, sabemos lo que ocurre entre telones, recogemos rumores, los lanzamos y, sobre todo, siendo amiga de la presidenta, puede una hacer algo por los suyos. Porque, claro, el presidente no puede negarle liada a la presidenta.
Vengo en un credo. El viejo salió de la sala, como si su comisión le hubiera quitado de encima la mitad del peso de sus años; y la presidenta del duelo, después de ponerse la mantilla y de dar á su fisonomía el aire de compunción de que la había despojado durante la última escena, cuadróse en medio de la reunión, fijó la vista en el suelo y dijo en tono plañidero: Una Salve á la Santísima Virgen del Mar.
Palabra del Dia
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