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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Asunción y Presentación lloraron con más fuerza al oírse nombrar por su madre. Parecióme que ésta también comenzaba a sentir vacilante su varonil espíritu, y que apagándose la llama de sus ojos, se desmayaban sus enérgicos brazos, cayendo con desaliento sobre los del sillón.
Más respeto a mis canas, niñas exclamó afligido el anciano . Si no fuera porque las he visto nacer, porque las he criado a mis pechos, porque las he cantado el ro-ro... Presentación haciendo gestos de delicada urbanidad, remedando a una persona que durante el paseo encuentra en la calle a un conocido, parose ante D. Paco, hizo una graciosa reverencia y le dijo: ¡Oh! Sr.
La cruel Presentación no hizo caso alguno; les echó una mirada burlona y se volvió de espaldas riendo como una tonta. Mario tuvo fortaleza bastante para mantener a salvo su dignidad en tan críticas circunstancias. A nadie demandó socorro.
Presentación pasó a dormir en un cuartito interior, donde antes tenían los armarios de la ropa. Mario nadó los primeros días en una gloria azul y luminosa sembrada de estrellas, cercada de querubines alados como las que colocan los pintores en la esquina del cuadro cuando quieren representar la muerte de un santo.
Su presentación en sociedad es el primer episodio interesante en la vida de la mujer. Ha terminado la infancia, que acaso sea lo mejor de la existencia. La trasformación de la niñez en pubertad trae también un cambio completo en la vida del espíritu. La niña se ha convertido en señorita. Ya la muñeca ha quedado abandonada.
Pues que lo supriman todo dijo Presentación con enfado . De aquí no me muevo hasta que lo supriman todo.
Le oí decir claramente: No seáis locas... que va a venir. Presentación, la más pequeña de las dos hermanas, estaba en medio de la pieza. ¿Creerán ustedes que rezando, cosiendo u ocupada en algún otro grave menester? Nada de eso, pues no estaba sino bailando, sí, señores, bailando. ¡Y qué zorongo, qué zapateado tan hechicero!
Deseo saber si desde que este señor ha ido a casa de mis suegros a pedirles la mano de Presentación tienes algún agravio de ellos o de ella. Godofredo se puso rojo de nuevo y luego pálido. Al cabo balbució con trabajo: Yo creo que mi carta... Tu carta es un verdadero cien pies. Después de haberla leído con cuidado dos veces, nada he sacado en limpio.
A veces, cuando el matrimonio joven venía de paseo y entraba en el gabinete donde estaban la señora y su hija Presentación, aquélla les interrogaba con cierta condescendencia irónica: ¿Qué tal, hijos míos, habéis paseado muy largo? ¿Hasta dónde habéis llegado? ¿Os habéis divertido? El tiempo está muy hermoso. Hacéis bien en no desperdiciar tardes tan deliciosas.
Don Pantaleón era el Padre Eterno, D.ª Carolina la esposa del Padre Eterno, Presentación un ángel, y hasta la cocinera Rita guardaba alguna semejanza con Santa Mónica, madre de San Agustín. En cuanto a Carlota, era la misma Virgen Santísima concebida sin mancha en el primer instante de su ser natural. No se saciaba de mirarla.
Palabra del Dia
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