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Actualizado: 31 de mayo de 2025
El autor se inclina, finalmente, por el marfil teñido, influído, sin duda, su espíritu por las rumbosidades de Trajano que prefería el leve y sutil sonido de las perlas. Habla luego el licenciado de los colores de las maderas en contraste con el cutis de las tocadoras.
Se le atravesaba como otras muchas, y al fin, después de mil tentativas que parecían náuseas, la soltaba entre sus bonitísimos dientes y labios, como si la escupiera. Prefería contar particularidades de su infancia. Su difunto padre poseía un cajón en la plazuela y era hombre honrado. Su madre tenía, como Segunda, su tía paterna, el tráfico de huevos.
Se había escapado de casa. Y tenía que confesarse que el placer de estar allí era mayor, por lo mismo que era un acto de rebeldía su presencia en tal sitio. Los ensayos siempre habían sido el encanto de Reyes. No se explicaba él bien por qué los prefería a las funciones más solemnes y magníficas.
Todos oraban en silencio: el cura prefería esto por ser más conforme con el espíritu de sinceridad que debe caracterizar el verdadero culto, y dejaba que cada cual dirigiese al cielo la plegaria que su fe y sus sentimientos le dictasen.... Así pues, todos, ancianos, mancebos, niños y mujeres oraban con el mayor recogimiento.
Delaberge algo desconcertado por tan vulgar acogida y aún más por la comprobación de tan mortificante olvido, declaró que no estaba por la sala roja y que prefería el cuarto que había ocupado en otros tiempos y cuya ventana daba al jardín.
Había prestado sus servicios en unas cuantas fábricas, ganando lo preciso para vivir, y cuando llegaba el momento de la guerra, en vez de quedarse en América para trabajar en un gran centro industrial é inventar algo que le hiciese rico, prefería ser soldado, debiendo sólo á un capricho de la suerte el no quedar tendido para siempre sobre la tierra de Europa.
Cuanto a mí, me agradaba aquel bribón franco y alegre y lo prefería con mucho a sus dos compañeros de sombrío rostro y siniestra mirada. Más vale ser un bribón con gracia que sin ella.
Abner contestó reflexivamente Filomena, déjeme que lo piense: Abner no ha estado chispo desde la última elección. Entonces le hubiese gustado a doña María preguntarle si en tales ocasiones prefería tenderse al sol y si un baño frío era perjudicial, pero esto hubiera provocado una explicación a la que no tenía ganas de dar publicidad.
Toda la ginebra descendida á su estómago pareció alborotarse con la sospecha de que el gringo no creía en su valor y tenía por mentiras las hazañas que llevaba realizadas. De su español aprendido en Buenos Aires, prefería el escocés una palabra que siempre había irritado á Morales. Cuando le contaban cosas inverosímiles, levantaba los hombros, diciendo con desprecio: ¡Macanas!... ¡Todo macanas!
Pensaba en usted, capitán: su última carta era para usted, y la dejó sin terminar, temiendo que nunca llegase á sus manos. Además, no estaba para escribir: su pulso era nervioso; prefería hablar... Me pidió que enviase á usted una carta larga, muy larga, relatando sus últimos momentos, y yo tuve que jurarle que cumpliría su encargo.» A partir de este instante, el maître había visto las cosas mal.
Palabra del Dia
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