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Actualizado: 13 de junio de 2025


No, no era posible. Uno de los dos términos de este contraste debía ser forzosamente falso. Se detuvo el automóvil: había llegado á la avenida Víctor Hugo... Creyó seguir soñando. ¿Realmente estaba en su casa?... El majestuoso portero le saludó asombrado, no pudiendo explicarse su aspecto de miseria. ¡Ah, señor!... ¿De dónde venía el señor? Del infierno murmuró don Marcelo.

Poco a poco fui acercándome a la puerta de Jerez, y me encontré, cuando menos lo pensaba, frente al vasto y suntuoso edificio alzado por Felipe III para la confección del rapé. Di bastantes paseos por delante de él. Al cabo, me resolví a franquear la verja, y me acerqué a una de las puertas. ¿El señor administrador? pregunté a un hombre que me pareció portero.

¡Cómo! exclamó el duque con profundo estupor . ¿Se ha atrevido esa z a presentarse en el baile? ¿Quién la ha dejado pasar? Mañana mismo despido al portero. No; a quien hay que despedir ahora mismo es a ella ... ¡en seguidita! dijo Clementina atropellándose por la cólera.

Pero Basilio había olvidado que iba miserablemente vestido; el portero le detuvo, le interpeló groseramente, y al ver su insistencia, le amenazó con llamar á una pareja de la Veterana. En aquel momento bajaba Simoun ligeramente pálido. El portero dejó á Basilio para saludar al joyero como si pasase un santo.

Por fin un portero sacó del zaguán de la Alhóndiga una mula cubierta de fúnebre gualdrapa con dos redondos agujeros ribeteados de blanco a la altura de los ojos. Se produjo un movimiento general. Tres alguaciles montaron en sus caballos.

La impaciencia arrastraba á Ulises hasta su hotel, para implorar las luces del portero. Este, animado por la esperanza de un nuevo billete, hacía sonar el teléfono y preguntaba á los criados de los pisos superiores. Luego una sonrisa triste y obsequiosa, como si lamentase sus propias palabras: «La signora no está. La signora ha pasado la noche fuera del albergo.» Y Ferragut partía furioso.

La contestación del portero le había dejado confuso. ¿Qué significaba aquello? ¿Cristeta en piso interior y con entrada miserable? ¿Cómo tan gran dicha por tan ruin camino? Tal vez el siervo enlevitonado hubiese recibido discreta orden para enviarle por la escalera de servicio. ¡Oh mujer, cuán grande es tu prudencia que a todo atiendes y remedias!

Llovía más, y por el absorbedero empezaba a entrar agua, chorreando dentro con un ruido de freidera que apenas permitía ya oír el ahilado miiii. No obstante, la Delfina lo oía siempre bien claro. El portero volvió hacia arriba, como quien invoca al Cielo, su cara estúpida, y dijo sonriendo: «Señorita, no se puede. Están muy hondos... pero muy hondos».

Un grito de espanto se le escapó al intendente, que se puso lívido aunque tratara de tranquilizarse diciéndose que probablemente Marta se había levantado temprano. Estas últimas palabras hicieron renacer una sonrisa de alivio en los labios del intendente. Bajó la escalera corriendo y le preguntó al portero si no había visto al aya.

Barcelona.» Y Ulises reconoció la letra de su hijo, al mismo tiempo que se le oprimía el pecho con una angustia indefinible. La sorpresa le dejó sin voz, y el portero se aprovechó de su silencio para seguir hablando. Era un muchacho simpático é inteligente... Algunas mañanas le había acompañado para enseñarle lo mejor de la ciudad.

Palabra del Dia

rigoleto

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