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Actualizado: 13 de junio de 2025


El hecho es, que desde París a Madrid no había antes más inconveniente que vencer que 365 leguas, las landas de Burdeos y el registro de la puerta de Fuencarral. Nadie pase sin hablar al portero.

Al día siguiente del baile, ya muy entrada la mañana, se notaba en el palacio de los duques la falta de movimiento propia de toda casa donde el mucho trasnochar de los amos autoriza que madruguen poco los criados. Algunos de ellos, reunidos en la caseta del portero, formaban corro restregándose todavía los ojos, haciendo comentarios de la fiesta, charlando y maldiciendo.

33 Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. 34 Como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio a sus siervos su hacienda, y a cada uno su cargo, y al portero mandó que velase. 36 para que cuando viniere de repente, no os halle durmiendo. 2 Y decían: No en el día de la fiesta, para que no se haga alboroto del pueblo.

El mismo día de su instalación, un agente de la policía secreta vino á hacer preguntas al portero del palacio. Quiero que mi hijo sepa el ruso dijo la princesa . Además, aprenderá mucho con Sergueff. Es un verdadero sabio, digno de mejor suerte. Saldaña exigió que tuviese igualmente un maestro español, y ella no se opuso.

El portero acababa de abrir la verja y el automóvil de la casa, tras un retroceso para reanudar su marcha, entraba lentamente por la avenida principal del jardín. Corrieron los jóvenes, seguidos por el aña, hacia la entrada del hotel, para salir al encuentro de doña Cristina. Al descender ésta del automóvil y ver á Pepita con el ingeniero, miró severamente al aña.

Oído esto, hícele varias preguntas acerca de su condición y la calidad de la casa, a las que satisfizo bondadosamente, diciendo que su esposo era portero en una oficina del ramo de la Guerra, y que con su sueldo y lo que el Sr. Juan de Dios les daba por su modesto pupilaje pasaban la vida pobres y contentos.

Mañana me envías todas las cartas que tengas de ese hombre: un paquetito á nombre mío y que lo entreguen al portero de la Residencia... Y hoy mismo, sin excusa alguna, le escribes cuatro letras á ese individuo. «Muy señor mío: por no disgustar á mis padres... ó por consejo de mi director espiritual...» en fin, lo escribirás bien: las mujeres, tenéis talento para esas cosas.

Krilov le miró de un modo significativo a través de sus gafas, y el portero comprendió en seguida; hizo con la cabeza un signo que daba a entender que adivinaba lo que llevaba allí a Krilov y le tendió la mano. ¡Qué confianzudo! se dijo Krilov; pero estrechó con fuerza la mano dura e inflexible como una plancha. ¡Entremos en mi casa! invitó el portero. ¿Para qué? Yo sólo quería...

Como el portero del hotel no podía decir más, el padre, una vez pasada la primera impresión de sorpresa, pensó en la conveniencia de visitar la casa consignataria. Tal vez allí le diesen otras noticias. La guerra era lo único interesante para los de esta oficina. Pero Ferragut, dueño de buque y antiguo cliente, fué guiado por el director hasta dar con los empleados que habían recibido á Esteban.

Tuvo que discutir con el portero, que le cerraba el paso, y al fin le dejó subir por la escalera de servicio para que no manchase la alfombra de la escalera principal con la nieve derretida que soltaban sus pies. En la puerta de la cocina le rechazaron con aspereza después que un criado desapareció por unos instantes para anunciar su nombre. El señor marqués estaba muy ocupado: no podía recibirle.

Palabra del Dia

rigoleto

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