Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de julio de 2025


Aunque me buscase el mismísimo príncipe de Asturias, le diría que no. Ya tengo a mi Isidro, que es para esta pobrecita mucho más que los príncipes y los reyes. ¡Si supieras qué celos me daba una compañera de taller cuando decía que, aunque feo, eres simpático!... Terminada la cena, devoraron los dulces y bebieron las últimas gotas de vino.

Capaces de derrochar una fortuna; la una por mantener lo que llama su «rango», y el otro por meterse entre gentes que de seguro se burlan de él.... Esto no puede seguir así.... Vamos a ver grandes cosas, y... ¡ay! me dice el corazón que mi tienda, mi pobrecita tienda, naufraga en esta borrasca, y yo me muero.

Yolanda volvió entonces, con los ojos bajos, con la expresión de una inocente injustamente acusada. La pobrecita criatura me dio lástima; para cambiar violentamente de conversación, abordé el capítulo de los intereses. Las señoras despejaron la mesa en silencio, el viejo emborró su pipa, negra como un carbón, y pareció dispuesto a escucharme pacientemente.

¡Ya lo creo, como que las de Canzana le traen los jarritos de leche caliente, la manteca fresca, la morcilla y el queso! ¡Yo como soy una pobrecita no puedo traerle nada! exclamó con acento de rabia Maripepa. Eso será, porque eres tan buena como las demás para llevar la Virgen; y aunque no eres rica sabes vestirte como la primera. La coja con tales lisonjas se esponjó lo indecible.

No la encontró; y para figurarse algo parecido pensó en su reclamo de perdiz, escogidísimo regalo de Frígilis. «Si mi mujer supiera que sólo puedo disponer de dos horas y media de descanso, me dejaría volver a la cama». Pero la pobrecita lo ignoraba todo, debía ignorarlo.

Repórtese vuecencia decía , y no se burle de una pobrecita muchacha. ¿Cómo he de creer yo que guste vuecencia de mi ordinariez cuando vuecencia está acostumbrado a tantas delicadezas y a tantas finuras? Vuecencia ha dado prueba de tan buen gusto, que... vamos, yo no quiero creer que tenga ahora estragado el paladar.

Los escrúpulos y preocupaciones de una educación recibida en una república del Pacífico la hacen protestar de los escándalos de esta muchacha, que nada tiene suyo, que física y moralmente pertenece al padre, y que mira con cierta superioridad, cual si fuese una nodriza o una criada vieja, a la mulatona que la llevó en el vientre... Y el padre se conmueve y abraza a Nélida. «¡Pobrecita!

Resucitaba dentro de la ramera, pasiva bestia acostumbrada á los golpes, la hija de la huerta, que desde que nace ve la escopeta colgada detrás de la puerta y en las festividades aspira con delicia el humo de la pólvora. Después de hablar del triste pasado, la curiosidad despierta de Rosario fué preguntando por todos los de allá, y acabó en Pepeta. ¡Pobrecita! Bien se veía que no era feliz.

La pobrecita de mi hija se quedó huérfana a los siete años... Y con fastidiosa prolijidad para cualquiera, menos para mi a quien interesaba aquella historia, me la contó, perdiéndose en un mar de pormenores, mientras D. Oscar, impaciente y cejijunto, tocaba el tambor con los dos sobre el brazo del sofá.

Le parecía contemplar una escena de sonambulismo, o quizás ser víctima de un fenómeno óptico, formado y como vaciado en su propia mente. «Puede ser se dijo que esto que veo sea un sueño mío y que la pobrecita esté tan tranquila en su cama, mientras yo la veo levantada y enredando en el tocador». Isidora, pues ella misma era y no una vana imagen, se miró largo rato en el espejo.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando