Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de junio de 2025
Entonces se cubrirán de gloria los hombres de corazón recto; los leales y patriotas lucharán contra una plebe desenfrenada; lucharán por el derecho, por Dios y por el Rey; vivirán eternamente en la memoria de todos, y sus nombres serán en lo venidero un emblema de justicia y de honradez. Estos son los héroes, Lázaro; éstos. Lázaro se acabó de hundir.
Su ira entonces se deshizo en palabras desbordadas y frenéticas que impusieron silencio a los rumores de la plebe.
En la misma mágica gruta donde Apeles consigue este don, y en el momento en que le consigue, aparece una virgen cristiana, la cual, impulsada por una voz intima, va á Palmira á predicar el Evangelio. Sedienta de martirio, le predica con generosa imprudencia, insulta á los dioses gentiles, irrita á la plebe, y la plebe la mata en medio de las calles, á pesar de que Apeles la defiende.
Causó esto en el pueblo gran confusión y espanto, el cual creció hasta que el demonio, en forma de un grande pájaro, despertando al cacique, le estimuló y exhortó á la fuga, por lo cual, así el cacique como el Mapono más venerable y de más años, y en pos de ellos gran parte de la plebe, se huyeron á los bosques, metiéndose en las grutas de las fieras.
En la época, en que se quemaban á millares hechiceros alemanes y era un delito dudar siquiera de los pactos con el diablo, se burlaban los españoles de estas cosas, mirándolas como delirios y engaños de la plebe. Véase el Coloquio de los perros y el Licenciado Vidriera, de Cervantes, y las comedias de Lope de Vega y de Agustín de Salazar, tituladas El caballero de Olmedo y La segunda Celestina.
Pierde cudiao, Baldomero repuso el anciano con la voz anudada y llevándose la mano al corazón. Tus hijo serán lo mío. En aquel instante se oyó un gran vocerío en la plaza. Era la plebe, que saludaba la entrada del quinto toro. El Cigarrero se dejó caer sollozando en los brazos de Miguel. ¡Qué tristesa, D. Miguelito del arma, qué tristesa!
Cielo e infierno son concepciones sociales para uso de la plebe, y yo pertenezco a la clase media.
Pero lo que más saltaba a la vista en él, sin duda alguna, era cierto bienestar amable y aristocrático, exento de presunción que, aunque lograse inspirar envidia, no despertaba ciertamente en el corazón de la plebe los odios y rencores que excita siempre la opulencia soberbia. El ceñudo firmamento dejaba caer sin cesar toda la ceniza húmeda y fría de que estaban preñadas sus nubes.
En línea recta se extendía la pequeña pared del convento; y en su extremo una puertecilla estrecha, que servía de ingreso al claustro, estaba completamente obstruida por un regular gentío que hormigueaba allí en formas oscuras y movedizas, acompañadas de un rumor sordo o gruñido chillón, como de plebe menuda que se impacienta. Eran los pobres que esperaban la sopa boba.
Porque, a la verdad, si el dinero es un bien, mientras mayor sea el bien, debe ser más apetecible, y no se concibe la áurea mediocritas, celebrada por Horacio y por todos los poetas de otros tiempos, sino recordando que el hombre acaudalado estaba de continuo expuesto a que le matasen o maltratasen para robarle, ya el emperador o el príncipe bajo cuyo imperio vivía, ya la plebe codiciosa.
Palabra del Dia
Otros Mirando