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Actualizado: 24 de junio de 2025
Pidieron su mano para un joven Príncipe que tendría su puesto sobre las gradas del trono, cuando la Francia, que esto era imprescindible, reanudara la cadena de las tradiciones napoleónicas.
Los de Santo Angel empero, habiendo quitado por fuerza las cartas al correo en el paso del Iguy, en donde los militares superiores estaban fabricando un fuerte, y pasando despues al pueblo, embistieron armados, y pidieron para deponer al corregidor, ó cabeza del cabildo, el que era autor de dichas cartas.
Y como la Madre de Misericordia, no tiene corazón para negar su piedad a los ruegos verdaderos, fueron millares los que unánimes con notable ternura y afecto se lo pidieron, estoy creyendo firmemente, que por esta puerta entró la luz y el calor, que empezó a esparcir las tinieblas y a derretir el duro hielo de su obstinada pertinacia.
Llegaron la señalada y requirieron a la huéspeda que venían de parte del Santo Oficio y que convenía secreto. Temblaron todas, por lo que yo me había hecho nigromántico con ellas. Al sacarme a mí callaron; pero al ver sacar el hato pidieron embargo por la deuda, y respondieron que eran bienes de la Inquisición. Con esto no chistó alma terrena.
Los confesores le encargaban que rogase a Dios en sus oraciones por el triunfo de la Iglesia y la confusión y arrepentimiento de sus enemigos; las amigas y compañeras de cofradía la solicitaban para que hiciese con ellas novenas de desagravio a la Virgen; en no pocas ocasiones le pidieron limosna para algún sacerdote que yacía en la miseria, y otras veces para las infelices monjas de algún convento arrojadas de él cruelmente para transformarlo en cuartel.
En esto, llegaba ya la noche, y, al cerrar della, llegó a la venta un coche, con algunos hombres de a caballo. Pidieron posada; a quien la ventera respondió que no había en toda la venta un palmo desocupado. -Pues, aunque eso sea -dijo uno de los de a caballo que habían entrado-, no ha de faltar para el señor oidor que aquí viene.
Se le hicieron mil preguntas más indiscretas las unas que las otras; le preguntaron la verdad sobre la Máscara de hierro, se le incitó a que dijese el verdadero nombre del autor de las Cartas de Junio, se le pidieron detalles sobre el anillo de Gyges, sobre la Conspiración de las pólvoras, sobre el Consejo de los Diez y por si aun esto fuera poco se le invitó a que expusiera su opinión sobre los resortes de gobierno.
Fué increíble el sentimiento de los mismos Padres al ver que se frustraban sus esperanzas y tantas fatigas y trabajos como habían sufrido; por lo cual, postrándose de rodillas delante del P. Superior, le pidieron vivamente les diese licencia de quedarse en aquella grande isla de los Orejones, donde se entretendrían, hasta que creciendo las aguas y hecha amistad con los infieles, se informasen del camino, y pasado el invierno se irían á las Reducciones de los Chiquitos.
Primero, con mucha reserva, doña Paula hizo venir a Nieves la bordadora, y celebró con ella una larga conferencia a puertas cerradas. Después se pidieron muestras a Madrid. Pocos días más tarde, aquella señora, acompañada de Cecilia y Pablito, hizo un viaje a la capital de la provincia, en el familiar de la casa.
Don Fadrique, príncipe de singular prudencia, y maestro grande de la arte del reinar, no quiso empeñar su reputacion en nuestras armas, porque las tubo por perdidas cuando le pidieron socorro, ni declararse por enemigo de Andronico hasta que le vió sin fuerzas para defenderse; pero los accidentes fueron tan diferentes de lo que se presumia, que la resolucion del rey con tanta razon determinada, vino como veremos, á no tener el efecto que hubiera si antes les socorriera.
Palabra del Dia
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