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Rojos de emoción, con lágrimas en los ojos se abrazaron estrechamente y se besaron en medio de la soledad de aquellas montañas que una vez al menos se mostraron piadosas. Clara era dichosa. Sin embargo, el recuerdo fatal de su primera noche de novia le asaltaba alguna vez estremeciéndola; fue una visión siniestra que la persiguió toda la vida.

Quiso precisar al sumo mago, viejo y gotoso, á que baylase en su presencia; y habiéndose negado este, le persiguió de muerte. A su caballerizo mayor le mandó hacer una tarta de dulce; y puesto que representó que no era repostero, todo fué en balde: tuvo que hacer la tarta, y le despidió porque estaba muy tostada.

Aún permanecía Perucho en el agua, asaz asombrado; la señorita le asió de los hombros, del pelo, de todas partes, y empujándole cruelmente, desnudo como estaba, le persiguió por el salón hasta expulsarle a empellones. ¡Largo de aquí! decía más pálida que nunca y con los ojos llameantes . ¡Que no te vea yo entrar!... Como vuelvas te azoto, ¿entiendes?, ¡te azoto!

Cuando se casó con su madre nada más que un joven en espera de colocación. Por eso el padre de Isabel, comerciante en ferretería en la calle de Esparteros, se había negado a autorizar aquellos amores, los persiguió con tenacidad y sólo consintió en el matrimonio cuando Alcázar llevó por oposición la cátedra mencionada.

Hizo Salvador un movimiento de repugnancia como si se le aproximara un reptil, la midió con mirada despreciativa y colérica y salió de la sala muy altivo, sonriéndose, con una audacia nueva en él, tan provocativa, que Narcisa le persiguió diciéndole desvergüenzas, extinguido ya el resto de pudor que hasta aquel día la contuvo en su tentación de insultarle a la cara.

Al fin, tanto miedo tuvo de que el terrible coronel lo supiese, que con precoz sentido determinó separarse de aquel devaneo que no le convenía y no subir más al cuarto de la planchadora. Miguel le dio por ello la enhorabuena. Petra le persiguió todavía algún tiempo; pero el nuevo Teseo se hizo el sordo y la dejó abandonada.

Son iguales exteriormente unos y otros, pero ¡qué diferencia, por dentro!... Anoche, en el bulevar, la gente persiguió á unos vocingleros que gritaban: «¡A BerlínEs un grito de mal recuerdo y de peor gusto. Francia no quiere conquistas; su único deseo es ser respetada, vivir en paz, sin humillaciones ni intranquilidades.

Entonces pasó una cosa singular: cuando la sastra se acercaba á la puerta, Batilo, el perro misántropo, que en aquella mansión había olvidado los hábitos propios de su raza, corrió tras ella, se agitó convulsivamente como quien hace un gran esfuerzo, y ladró, ladró como un mastín ante un salteador; persiguió á la mujer dando agudos aullidos, y hasta llegó á pillarle entre sus inofensivos dientes el traje y el mantón.

964 He servido en la frontera en un cuerpo de milicias; no por razón de justicia como sirve cualesquiera. 965 La bolilla me tocó de ir a pasar malos ratos por la facultá del ñato, que tanto me persiguió. 966 Y sufrí en aquel infierno esa dura penitencia, por una malaquerencia de un Oficial subalterno.

La misma Pitusa me era odiosa, como las palabras inmundas... Un día dije vuelvo, y no volví más... Lo que decía Villalonga: cortar por lo sano... Yo tenía algo en mi conciencia, un hilito que me tiraba hacia allá... Lo corté... Fortunata me persiguió; tuve que jugar al escondite. Ella por aquí, yo por allá... Yo me escurría como una anguila. No me cogía, no.