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Actualizado: 2 de julio de 2025
Dios cogerá una vara de lirios perfumados Para apagar el fuego del cráter del volcán. Alma bohemia que jamás se abate, gemela de Talión y Prometeo, antes que suene el grito de combate por la arena del circo me paseo. No temas tú, oh Amor, porque me veas despreciando mi vida ante el Coloso; Una gota de sangre en las ideas ¡es Jesús en el Gólgota glorioso! ¡Y yo no temo al César!
Jóvenes y fuertes, ricos, dichosos, con una conciencia pura y el recuerdo de algunas buenas acciones, habremos vuelto a ver nuestra bella Andalucía, Granada y su Alhambra, su mosaico de oro, de arquitectura aérea, sus pórticos, nuestra hermosa quinta con sus bosques de naranjos frescos y perfumados, y sus pilones de mármol blanco en los que duerme una agua límpida.
El misterio daba a nuestras entrevistas un encanto infinito. Con la frente apoyada en las rejas de la ventana, sintiendo el hálito blanco de mi amada y el roce de sus cabellos perfumados, dejaba transcurrir las horas, que tal vez serán las más felices de mi existencia. Gloria hablaba, hablaba sin cesar.
Esa brillante magia, á cuya señal surgen de los desiertos castillos suntuosos, coros invisibles que entonan dulces cánticos, y ninfas voluptuosas que estrechan á los guerreros en sus brazos después de sus trabajos; esa ostentación escénica que nos transporta, ya á perfumados jardines, á la sombra de mirtos y naranjos, ya á palacios de oro resplandeciente, ya á islas encantadas; esa multitud de aventuras novelescas en un país maravilloso en que toman forma sensible todos los asuntos de la fantasía; todo esto, junto con una exposición que centuplica sus bellezas con sus ricas y artísticas pinceladas, atrae el espíritu con sus gratísimas imágenes, y lo arrulla, haciéndolo olvidarse de la realidad.
Los hombres con casco procedían de igual modo que los sátrapas perfumados y feroces de mitra azul y barba anillada. El adversario era fusilado aunque no tuviese armas; el prisionero moría á culatazos; las poblaciones civiles emprendían en masa el camino de Alemania, como los cautivos de otros siglos. ¿De qué había servido el llamado progreso? ¿Dónde estaba la civilización?...
Las damas le miraban atónitas y él sonreía picaresco; levantó al fin la tapa con mucho misterio, y entre perfumados papeles de seda apareció la babucha. Mientras tanto, Jacobo, sin salir de su aposento del Gran Hôtel, daba vueltas a su proyecto.
Felicia, la criada, nos decía que empleaba media hora larga en atusársela, untándola con perfumados aceites; que nunca dejaba, al llegar o salir de casa, de contemplarse al espejo con delectación, alejándose y aproximándose para gozar de su figura a distintos puntos de vista, y que el colocar el sombrero al salir a la calle era negocio largo.
La ciudad entera, odorífera de santidad, parecía haberse levantado hasta una región convecina de Dios y flotar en pleno prodigio, entre el vuelo cuasi visible de los ángeles. Las almas ardían como los perfumados carbones de aquel místico brasero, hurgoneadas por la penitencia, atizadas por el aleteo de la incesante plegaria. El milagro estaba en todas partes.
Un bosquecillo de serbales me traerá el recuerdo de Victoria, y jamás veré ¡o tú, el más lindo de los árboles! tus pequeñas hojas aladas, tan finas y tan ligeras, y tus amplios corimbos de flores blancas o de frutos perfumados, sin sentir arder mis labios y mi sangre al primer beso de amor que yo recibí bajo tu sombra. 18 de abril.
Los navegantes de vuelta de África traían manojos de plumas de avestruz, colmillos de marfil, y estos tesoros y otros iban a adornar los salones de la casa, perfumados por misteriosas esencias, regalo de los corresponsales asiáticos.
Palabra del Dia
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