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Actualizado: 15 de junio de 2025


¡Oh!, pero eso no hay que decirlo por ahí... No; es claro.... Papá espera levantar el negocio; sus corresponsales le ofrecen mercados nuevos, salidas seguras.... , ; es claro..., pero ya será tarde para los de Reyes; nuestro esfuerzo, el que haremos con nuestro propio capital.... Marta, con el nuestro, ¿entiende usted?, sacará la fábrica a flote...; pero ya será tarde para ellos.

Su tío, fray Espiridión Febrer, prior de Santo Domingo, gran lumbrera de la época, había sido su maestro, y «la Greca» podía escribir en su idioma a los corresponsales de Oriente que aún mantenían con Mallorca un mortecino comercio. Jaime encontraba con su vista algunos lienzos más allá distancia que representaba el paso de un siglo , otro retrato de hembra famosa de la familia.

Se me indicó uno de aquellos individuos a quienes los corresponsales de los periódicos llaman «nuestro inteligente noticiero» y que en las comunidades pequeñas se toman fácilmente el derecho de dar toda clase de informes. La fuerza del hábito le permitía ya trabajar y hablar a un tiempo, sin olvidar jamás una cosa por otra. La curiosidad me llevó a preguntarle quién era el primitivo propietario.

Aun en castellano había parrafillos que no comprendían los corresponsales de acá, no por las palabras, sino por los conceptos. Eran alusiones disimuladas y de mucho artificio que iban derechas al corazón y a los recuerdos de Bonis. Este, a pesar de sus remordimientos, escribía de tarde en tarde a Serafina, que se lo había exigido.

Ha sucedido en 1843, que en Buenos Aires las harinas tenían un precio exorbitante y las provincias del interior lo ignoraban; algunos que tuvieron noticias privadas de sus corresponsales, mandaron cargamentos que les dejaron pingües utilidades. Entonces las provincias de San Juan y Mendoza, en masa, se movieron a especular sobre las harinas.

Todo tembloroso, balbuceó azorado: ¡Traigo noticias para su señoría! Noticias de considerable importancia. Mi nombre es Silvestre... Silvestre Juliano y C.ª... Un criado servicial de vuestra excelencia... Llegaron en el correo de Southampton... Nosotros somos Corresponsales de Traigand, y C.ª de Hong-Kong.

Los navegantes de vuelta de África traían manojos de plumas de avestruz, colmillos de marfil, y estos tesoros y otros iban a adornar los salones de la casa, perfumados por misteriosas esencias, regalo de los corresponsales asiáticos.

Algunos no parecían sentir el contagio de su entusiasmo. ¡La guerra!... Con la imaginación veían los negocios paralizados, los corresponsales en quiebra, los Bancos cortando los créditos... una catástrofe más pavorosa para ellos que las matanzas de las batallas. Pero aprobaban con gruñidos y movimientos de cabeza las feroces declamaciones de Erckmann. Era un Herr Rath, y además un oficial.

A pesar de esto, doña Manuela no quería consultar su voluntad ni revolver los recuerdos del pasado, pues sospechaba que todavía sentía algún afecto por aquel hombre. Un día murió el Fraile de apoplejía fulminante al convencerse de que en la quiebra de uno de sus corresponsales había perdido más de veinte mil duros. Sus negocios no marchaban bien en los últimos años de su vida.

Los periódicos madrileños se apresurarán a mandar allí la nube de corresponsales que ahora envían a San Sebastián. Al artículo de la lluvia sucederá el artículo del sol o del relente; la crónica de las pulgas será substituida por una sobre las chinches o sobre las cucarachas. ¡Qué placer para los periodistas y para los lectores de periódicos!

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