Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de mayo de 2025
Va usted a ver, Ojeda, como esto termina mal dijo con rabia . Yo no vengo aquí para hacer reír... Al primer tío de ésas que me toque, le suelto un mamporro. El mayordomo, discreto, adivinando los pensamientos de Maltrana, hizo una seña; los gendarmes volvieron sobre sus pasos y el escribano se apresuró a dar otro nombre: Herr Doktor Muller.
Un ciudadano suizo que vive en su chalet de madera, considerándose igual á los demás hombres de su país, es más civilizado que el Herr Professor que tiene que cederle el paso á un teniente ó el rico de Hamburgo que se encorva como un lacayo ante el que ostenta la partícula von. Aquí el español asintió, como si adivinase lo que Tchernoff iba á añadir. Los rusos sufrimos una gran tiranía.
Y el burgués belicoso, con instintiva simulación, encogía el brazo izquierdo, apoyando la mano en la empuñadura de un sable invisible. A pesar de su gesto fiero y su oratoria de mando, todos los oyentes alemanes rieron estrepitosamente á las primeras palabras, como hombres que saben apreciar el sacrificio de un Herr Comerzienrath cuando se digna divertir á una reunión.
Y al lado de tanta laboriosidad paciente y digna de respeto, ¡qué de charlatanismo! ¡qué de grandes nombres explotados como una muestra de tienda! ¡cuántos sabios metidos á hoteleros de sanatorio!... Un Herr Professor descubría la curación de la tisis, y los tísicos continuaban muriendo como antes.
La historia de su patria no era mas que una serie de correrías hacia el Sur, semejantes á los malones de los indios, para apoderarse de los bienes de los hombres que viven en las orillas templadas del Mediterráneo. Los Herr Professor habían demostrado que estas expediciones de saqueo representaban un trabajo de alta civilización.
«Bien estás donde estás, pedante belicoso», pensaba Desnoyers, acordándose de las conversaciones con su amigo el ruso. ¡Lástima que no estuviesen allí también todos los Herr Professor que se habían quedado en las universidades alemanas, sabios de indiscutible habilidad en su mayor parte para desmarcar los productos intelectuales, cambiando la terminología de las cosas!
Tenía el título de consejero de Comercio, y para sus compatriotas era Herr Comerzienrath, así como su esposa se hacía dar el título de Frau Rath. La «señora consejera», mucho más joven que su importante esposo, había atraído desde el principio del viaje la atención de Desnoyers.
A la cola de los ejércitos vienen, como iracundas cantineras, los Herr Professor, llevando al costado el tonelito de vino con pólvora que enloquece al bárbaro, el vino de la Kultur.
Una voz se elevó detrás de él, ruda, autoritaria, como si pretendiese cortar las dudas del auditorio. Era el Herr consejero el que hablaba. Joven, esas noticias las envían las primeras agencias de Alemania... Y Alemania no miente nunca. Después de esta afirmación le volvió la espalda, y ya no se vieron más.
Y cuando al fin se dejaba coger, aparecía, lo mismo que una tortuga en su caparazón, bajo las vueltas del cable con que le habían sujetado sus aprehensores. El barbero se ensañaba con él, prolongando las bárbaras operaciones de aseo, y los negros libraban un verdadero pugilato para no dejarle salir de la piscina. Herr Maltrana.
Palabra del Dia
Otros Mirando