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Actualizado: 4 de julio de 2025
Cuando están asadas se ponen en una olla y se les echa para cada par de perdices dos jícaras de aceite, dos de vinagre, un vaso de agua, seis dientes de ajo, seis granos de clavillo, diez de pimienta, tres hojas de laurel y la sal necesaria.
Y el médico respondió: -Porque nuestro maestro Hipócrates, norte y luz de la medicina, en un aforismo suyo, dice: Omnis saturatio mala, perdices autem pessima. Quiere decir: "Toda hartazga es mala; pero la de las perdices, malísima".
Venía de ver a Su Majestad y a doña Tula, y después había estado en las cocinas, donde el cocinero jefe se empeñó en hacerle aceptar tres entrecotes y un par de perdices. «Cosas de Galland...». Era un hombre que no se cansaba de obsequiarla, y por no desairarle, ella había dicho: «Pues que me lo suban a casa».
Cuando había grandes lluvias, la vereda se hacía intransitable: era lo que llaman en Andalucía un camino real de perdices. Poseía el padre Jacinto una borrica modelo por lo grande, mansa y segura. En esta borrica iba y venía siempre, como un patriarca, desde Villabermeja á la ciudad y desde la ciudad á Villabermeja. Un robusto lego le acompañaba á pie.
Llevaré conmigo a un camarada, el capitán Pérez, con quien me liga estrecha amistad. Pérez se muere por la caza y sabemos que por allá hay perdices. Prepárenle una habitación. Es un buen muchacho, de constante buen humor. Contamos con que el amigo estanciero de quien ustedes tanto me hablan en sus cartas, el señor Vázquez, nos permita cazar en su campo... Pasado mañana a la noche tomamos el tren.
Stein, Momo y Manuel llegaron al mismo tiempo por diversos puntos. El último venía de rondar la hacienda, en ejercicio de sus funciones de guarda; traía en una mano la escopeta y en otra tres perdices y dos conejos.
Cuando están cocidas se sacan las dos perdices a una cacerola, se pasa la salsa y se espesa con chocolate y corteza de pan tostado y molido; la perdiz así es sabrosísima.
Después del cabrito sirvieron un salmorejo de perdices. Caza, dos veces seguidas; eso no era correcto. Sin embargo, el plato me pareció excelente... En ese momento, señores, fue cuando empezó a desprenderse del cielo raso, a bajar sobre nosotros lentamente, lentamente... una especie de niebla. Entretanto, yo me había puesto ya muy galante, y barajaba los cumplimientos que era un gusto.
La justicia lo persigue desde muchos años; su nombre es temido, pronunciado en voz baja, pero sin odio y casi con respeto. Es un personaje misterioso: mora en la pampa, son su albergue los cardales, vive de perdices y mulitas; si alguna vez quiere regalarse con una lengua, enlaza una vaca, la voltea solo, la mata, saca su bocado predilecto y abandona lo demás a las aves montesinas.
Por esta cualidad tan sobresaliente, y por su maravillosa aptitud y habilidad para quedar hecho una estatua delante de las perdices y para cobrarlas, aunque se ocultasen en el centro de la tierra, se había captado la estima y admiración de todos los cazadores del contorno.
Palabra del Dia
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