Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de octubre de 2025


Pero un incidente distrajo los ánimos: el señorito de Ulloa entraba seguido de dos perros perdigueros, cuyos cascabeles acompañaban su aparición con jubiloso repique. Venía, según su promesa, a tomar una copa a los postres; y la tomó de pie, porque le aguardaba un bando de perdices allá en la montaña.

Si le hablaban de las perdices y los conejos hacía un mohín de disgusto y movía el rabo con impaciencia como si tratase de pasar a otro asunto. Las perdices y los ánades eran para él cuentos del tiempo viejo, calaveradas de la juventud; que le dejasen de romanticismos y le hablasen de las buenas siestas al pie de la chimenea y de los buenos platos de cocido con desperdicios.

Romualda se comía un pedazo de pan, engañado con los restos del almuerzo de Nazaria. Rumalda dijo esta después de medio día , sube y dile a Petrilla que no ponga las perdices. Y media hora después Romualda subió a preguntar si estaba la comida.

En esta cocina adornaban las paredes varias jaulas de perdices, puestas sobre repisas, escopetas y otras armas, y algunas cabezas de ciervos, lobos, zorros, tejones y garduñas, muertos por D. Acisclo. En el piso bajo había casi tanta habitación como en el principal; y, si se contaba con el patio con toldo, había más. Allí se vivía durante el verano.

La forma en que se halla redactado este papel me priva del gusto que hubiese tenido en consignar todas la viandas con que fué obsequiado, pues en sus diversas partidas cállanse frecuentemente las cantidades de piezas que se consumieron, diciendo solo por ejemplo «de perdices tantos reales» sin citar el número de ellas, por esta razón unas veces mencionaré el costo y otras el número y cantidad de los manjares.

FÓRMULA TERCERA. Después de limpias las perdices se ponen en una olla y se echa dos jícaras de aceite, una de vino blanco, una cucharada de vinagre, cuatro jícaras de agua, una cabeza de ajo, una cebolla a ruedas, dos granos de clavillo y cuatro de pimienta, una hoja de laurel, una ramita de perejil y sal. Se pone un papel de estraza debajo de la cazuela con agua.

PERDICES A LA AMERICANA. Preparadas las perdices se rellenan con manteca de vaca, un poco de sal molida y tres o cuatro granos enteros de pimienta. Después de bien fritas en aceite, se adiciona agua con sal, hasta que el líquido cubra las perdices, y se dejan éstas cociendo hasta que se consuma el agua.

¡Feliz yo si hubiera tantas perdices como las de mi plazuela de Herradores, tantos pucheros como mi olla de Madrid, tantas botellas como las de mi clásico manchego! Voy á terminar este dia con una pregunta: ¿se vive aquí mejor que en otras partes?

Canarios o jilgueros recuerdan la primavera con sus trinos; y si el amo de casa es cazador, no faltan perdices y codornices cantoras en sus jaulas, y las escopetas y trofeos de caza adornan las paredes. En torno del hogar, casi en tertulia con los amos, vienen a colocarse los galgos y los podencos.

En cuanto vea que el perro se para explicábale don Eugenio al novel cazador, que apenas sabía por dónde coger el arma mortífera , se prepara usted y le anima para que entre..., y al salir las perdices, les apunta y hace fuego cuando se tiendan.... Si es la cosa más fácil del mundo....

Palabra del Dia

sueldos

Otros Mirando