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Actualizado: 17 de noviembre de 2025
Dame la carta. Paco, sin responder palabra, sin saber qué pensar de todo aquello, no atreviéndose a creer que Beatriz mentía, no atinando a explicarse cómo se mintiese tan bien, y recordando, no obstante, que en la carta de Braulio había pruebas casi evidentes de que Beatriz era culpada, le entregó por último la carta. Beatriz la desdobló con ansia, y no la leyó, la devoró.
¡No están! dijo el Magistral sin pensar en la sospecha que podían despertar su aspecto, su conducta, su voz trémula, todo lo que delataba a voces su pasión, sus celos, su indignación de marido ultrajado, absurda en él. Pero don Víctor también estaba preocupado. No le faltaba motivo.
Su inquietud, sus ojos sorprendidos é interrogantes, parecieron devolver la serenidad á Freya. Se pasó una mano por la frente, como si despertase de una pesadilla y quisiera repeler sus recuerdos con este ademán. Su mirada fué serenándose. Adiós, Ferragut; no me haga hablar más. Acabaría usted por dudar de mi razón... Ya lo sabe: seremos amigos, amigos nada más. Es inútil pensar en lo otro.
Después se le buscaba un novio. Empresa difícil, pero no imposible. En un noble no había que pensar. Estos eran muy finos, muy galantes con las de su clase, pero si no tenían dote se casaban con las hijas de los americanos y de los pasiegos ricos. Lo sabían ellas por una dolorosa experiencia.
Habían hablado del viaje durante un mes tranquilamente porque todavía estaba lejos. Confiaba... sin saber en qué: no quería pensar.
Una vez vertida esta profunda sentencia, quedó en un estado de relativo reposo. Se tendió en una butaca a pensar, y transcurrida media hora salió de casa otra vez en dirección al Saloncillo. Al entrar en el café oyó la voz de Gabino Maza que gritaba como siempre allá arriba.
»¡Ah! ¡La fortuna y el crédito de Carlos, el misterio que le rodeaba, su secreto terrible del que dependía su libertad y su vida, todo estaba explicado, hasta su tristeza y sus remordimientos!... Afligida, aniquilada, y sin sentirme con valor ni aun para pensar ni para llorar siquiera, ignoré cuánto tiempo permanecí en aquel estado.
El mismo Descartes al consignar el hecho del pensamiento y de la existencia, echa mano de una verdad objetiva. «Lo que piensa existe» ó en otros términos: «Lo que no existe, no puede pensar.»
Agitado por mil sospechas contrarias, dominado por una cólera furiosa, movía entre sus trémulas manos las cartas, sin pensar en ellas, imaginando horribles venganzas contra su esposa y contra el... ¿Contra quién? ¿Cuál era el traidor? La duda encendía aún más su rabia. Lo que había visto era bien concluyente. Y, sin embargo, su pensamiento no podía apartarse del conde de Onís.
Yo te ofrezco hoy un amor que debe purificarse y adquirir la apariencia, si no el ser de amor maternal. No le desdeñes con perversión soberbia, seducido por amor vicioso y lleno de liviandades. Hoy que te amo yo con amistad inmaculada, entiendo que te amo más que te he amado nunca y no hago sino pensar en tu dicha.
Palabra del Dia
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