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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Esto no es más que un sacudimiento pasajero, don Mariano... ¡Ya verá usted qué pronto luce el iris de paz! Sí, sí..., ¡ya escampa!... ¿Ha leído usted el artículo de entrada de La Tradición? ¿Está muy fuerte? Poca cosa... Dice que todos los buenos católicos deben empuñar las armas, para exterminar la caterva de impíos y desalmados que hoy nos gobiernan...
Y, no obstante, es entonces cuando deberíamos morir, antes de que el telón descendiese sobre nuestras quimeras, cuando el encanto dura aún y el bien pasajero de que disfrutamos no se ha convertido en irreparables dolores.
En el mismo momento se abrió la puerta, y Cipriano se adelantó hacia Jacobo con las manos tendidas, sonriente y dichoso. ¡Y bien! ¿Nuestro pasajero empieza á reponerse de sus emociones? Vuestro protegido no tendrá bastante con todo su corazón para agradecer lo que habéis hecho por él. Querido amigo, nos quedan dos meses de vivir juntos y tendremos tiempo para congratularnos mutuamente.
Adquirió la prudencia necesaria para apartarse del camino cuando un pasajero avanzaba, siguiéndolo con los ojos, aguachado entre el pasto. Y a fines de enero, de la mirada encendida, las orejas firmes sobre los ojos, y el rabo alto y provocador del fox-terrier, no quedaba sino un esqueletillo sarnoso, de orejas echadas atrás y rabo hundido y traicionero, que trotaba furtivamente por los caminos.
Sólo ayer, como quien dice, se han enterado de que en una nave en movimiento el punto medio es el que menos oscila, y los antiguos castillos de proa y de popa se han corrido uno hacia otro, juntándose en el centro, que es para el pasajero el lugar de mayor estabilidad.
El desenlace consiste en que Serafina, cuando Don César al fin se descubre, le ofrece su mano, puesto que su corazón era ya suyo, y Federigo, curado de su olvido pasajero, vuelve apasionado á los brazos de su primera amada. Un castigo en tres venganzas .Calderón Esta pieza no es de las más ingeniosas de Calderón, aunque no pueda negársele el mérito de inspirar vivísimo interés.
-Yo lo haré así -respondió el muchacho; y prosiguió, diciendo-: Esta figura que aquí parece a caballo, cubierta con una capa gascona, es la mesma de don Gaiferos, a quien su esposa, ya vengada del atrevimiento del enamorado moro, con mejor y más sosegado semblante, se ha puesto a los miradores de la torre, y habla con su esposo, creyendo que es algún pasajero, con quien pasó todas aquellas razones y coloquios de aquel romance que dicen: Caballero, si a Francia ides, por Gaiferos preguntad;
Habla, Felipe dijo Amaury, pugnando por contener la risa. Estoy arrepentido de mi culpa, tengo en cuenta el compromiso y aguardo la ocasión de expiar aquel pecado... involuntario. Bueno. Sabe, pues, que ha llegado el momento dijo Felipe con gravedad. Amaury: estoy enamorado. ¡Diablo! ¿Lo dices en serio? Sí; y esta vez no es un amor pasajero, sino una afección honda y duradera que llenará mi vida.
No me exija el lector una exactitud que tengo por imposible, tratándose de sucesos ocurridos en la primera edad y narrados en el ocaso de la existencia, cuando cercano a mi fin, después de una larga vida, siento que el hielo de la senectud entorpece mi mano al manejar la pluma, mientras el entendimiento aterido intenta engañarse, buscando en el regalo de dulces o ardientes memorias un pasajero rejuvenecimiento.
Palabra del Dia
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