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Actualizado: 26 de julio de 2025


La muchacha hubiera expirado en el punto, si la virtud poderosa del collar no la hubiese asistido. El collar resistió en parte la fascinación infernal de aquel demonio; pero como al punto fué arrebatado del blanquísimo cuello, Híala cayó, no muerta, pero desvanecida, en profundo paroxismo, pero conservando en el desmayo su interior conocimiento.

La música y la propia animación los embriaga; el negro del tambor se agita como bajo un paroxismo más intenso aún y las mujeres, enloquecidas, pierden todo pudor.

Colección Birch, pág. 142. Carta de M. de Beaumont á M. de Villeroy de 29 febrero 1604. La epístola produjo en Jacobo paroxismo de cólera; mesándose la barba tildó de animal á su Embajador en París y reiteró la orden que Pérez tuvo que cumplir, volviendo corrido al continente á saber que sin su agencia ni concurso se había firmado el tratado de paz en Londres en agosto de aquel año, 1604.

La música y la propia imaginación las embriaga; el negro del tambor se agita como bajo un paroxismo más intenso aún, y las mujeres, enloquecidas, pierden todo pudor.

¡Joven, buen mozo y de buen porte! dijo Salomé disponiendo su cuerpo para el tercer paroxismo. ¡Joven, buen mozo y de buen porte! exclamó Paz en el colmo de la indignación. ¿Es esto creíble? ¡Qué circunstancias tan agravantes! ¡No siga usted, por Dios! dijo Salomé ya medio desmayada. No siga usted, que mi sobrina es muy impresionable y no puede oír ciertas cosas. Estamos acostumbradas....

Ella se había guardado la carta en el seno. Lo que pensaba, lo que infería de la carta era lo que la hacía reír. Por último, D. Acisclo, viendo que la risa continuaba, empezó a asustarse. El rostro de doña Luz se trastornó. Un paroxismo histérico bien marcado se apoderó de ella.

Y casi a ciegas, sin más guía que la temeridad ni otro apoyo que el de sus facultades corporales, había hecho una carrera rápida, asombrando al público hasta el paroxismo, aturdiéndolo con su valentía de loco. No había ido, como otros matadores, por sus pasos contados, sirviendo largos años de peón y banderillero al lado de los maestros.

Y excitándose con el ruido de sus propias palabras, animándose con sus mismas violencias y viendo á Roussel consternado, Clementina llegó al paroxismo del furor. Traspasando todo límite, perdió la cabeza y si su primo hubiera respondido en el mismo tono, hubiera sido capaz de pegarle. Pero él estaba tan pacífico como ella excitada.

Ya tanto me dijo y me insultó, que le pregunté con sorna: ¿Qué te he hecho yo para que me odies así? Me estorbas gritó él . Uno de los dos sobramos en el mundo. Y en el paroxismo de la cólera empezó a insultarme con furia, a decirme que estaba deseando que me muriera, porque era su bestia negra. Allen, desencajado, pálido de rabia, exclamó: Yo no lo aguantaría.

A veces, al pie de este acantilado, aparecen manchas rojas de algas adheridas a las peñas, que sugieren cierta idea trágica. Pero cuando la costa y, sobre todo, Frayburu llegan a lo álgido de su fuerza, al paroxismo de su misterio, es al anochecer.

Palabra del Dia

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