United States or Zimbabwe ? Vote for the TOP Country of the Week !


Ordene la señora marquesa..., menos que se despoje a este viejo edificio de sus hiedras. ¡También sentimental y culto! Pues me gusta la imagen, vea usted; aunque yo quizás la hubiera presentado al revés, por parecerme así más verdadera... Abreviando, señor administrador: lo que ordeno es que desde mañana, desde hoy mismo, no ha de haber en mi casa otro dueño de mi hacienda que yo.

Pero por más que en mi mente pasaba revista a todos los héroes de novela que conocía, no hallaba ninguno que fuese tan rochonchito como mi nuevo héroe. Era gordo, no había la menor duda, pero tan bueno, tan alegre, tan gracioso, que pronto este defecto físico se transformó a mi vista en una cualidad trascendental. Hasta no tardaron en parecerme desprovistos de atractivos mis imaginarios héroes.

-Calla, Sancho -dijo Ricote-, que las ínsulas están allá dentro de la mar; que no hay ínsulas en la tierra firme. ¿Cómo no? -replicó Sancho-. Dígote, Ricote amigo, que esta mañana me partí della, y ayer estuve en ella gobernando a mi placer, como un sagitario; pero, con todo eso, la he dejado, por parecerme oficio peligroso el de los gobernadores.

A lo cual estoy más que dispuesto, como pueda verme con ella a solas contesté. De seguro no cree usted que la tarea pueda parecerme ingrata ni difícil, ¿eh, Sarto? Tarlein tuvo a bien ponerse a silbar, y luego dijo: Tarea es esa que hallará usted más fácil de lo que piensa. Mire usted, Raséndil, me duele decírselo, pero no lo puedo remediar.

Lo he rasgado yo respondiola el mozo, tan ruborizado como la interpelante , porque era de necesidad abrir por algún lado para que usted respirara con desahogo.... y elegí ese lado de atrás por parecerme menos... vaya, menos... y aun eso se hizo, al llegar al corsé, bajo el impermeable que no se le ha vuelto a quitar a usted de encima. ¿Es cierto, Cornias?

Pero, por parecerme que alguno no puede perseverar en el intento amoroso luengo tiempo, si no es sustentado de alguna esperanza, quiero atribuirme a la culpa de tu impertinencia, pues, sin duda, algún descuido mío ha sustentado tanto tiempo tu cuidado; y así, quiero castigarme y darme la pena que tu culpa merece.

Yo no lo niego, yo no pretendo quitarle su mérito... Si a me gusta, si quisiera parecerme a ella en algunas cosas, en otras no, porque ella será para usted todo lo santa que se quiera, pero está por debajo de en una cosa: no tiene hijos, y cuando tocan a tener hijos, no me rebajo a ella, y levanto mi cabeza, señora... Y no los tendrá ya, porque está probado, y por lo que hace a que yo los puedo tener, también muy probado está.

Porque abusando, abusando... En fin, señora marquesa, ya he tenido el honor de manifestar a usted hasta dónde me interesan las necesidades del prójimo, y desde dónde comienzan a parecerme abominables, y cuál es mi modo de proceder en cada uno de los casos.

¡Bah!, no digas tonterías... No me hace gracia que te pongas así... Eso de matar a la rival es hasta cursi... Pero si no he acabado... déjame que te cuente lo mejor. La aborrezco y me agrada mirarla, quiere decirse, que me gustaría parecerme a ella, ser como ella, y que se me cambiara todo mi ser natural hasta volverme tal y como ella es.

Digo, pues, que yo me hallaba bien con el oficio de guardar ganado, por parecerme que comía el pan de mi sudor y trabajo, y que la ociosidad, raíz y madre de todos los vicios, no tenía que ver conmigo, a causa que si los días holgaba, las noches no dormía, dándonos asaltos a menudo y tocándonos a arma los lobos; y apenas me habían dicho los pastores: "¡Al lobo, Barcino!", cuando acudía, primero que los otros perros, a la parte que me señalaban que estaba el lobo; corría los valles, escudriñaba los montes, desentrañaba las selvas, saltaba barrancos, cruzaba caminos, y a la mañana volvía al hato, sin haber hallado lobo ni rastro dél, anhelando, cansado, hecho pedazos y los pies abiertos de los garranchos, y hallaba en el hato, o ya una oveja muerta, o un carnero degollado y medio comido del lobo.