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A priesa cada cual hace morada, Que de maderos hay gran aparejo, Y teniendo su carga descargada, Por Juan Ortiz se parte Melgarejo. No siento le da pena la tornada, Que aunque es el Capitan ya cano y viejo, A trabajos está tan avezado, Que no se halla bien si está parado.

Por lo demás, los franceses mismos, en su literatura patriótica, no han sido nunca tan escrupulosos ni se han parado en barras en lo de molestar con más o menos justicia a naciones que han tenido con ellos algún altercado. Otros dos escritores extranjeros, al ocuparse ligeramente del mismo asunto, han seguido el criterio de Mr. Louis-Lande. A ellos dirijo también estas observaciones.

En aquel instante se abrió una puerta que daba al descanso en que se había parado Stein y dio salida a un rumor de vasos, de cantos y de risas: una criada que salía de adentro sacando botellas vacías, se hizo atrás, para dejar pasar a Stein, cuyo aspecto y traje le inspiraron respeto. Pasad adelante le dijo ; aunque venís tarde, porque ya han cenado y siguió su camino.

¿Hay nada más torpe en estos hombres amigos de usted que le ven parado en una calle, y no conocen que cuando está usted parado es porque no quiere andar, que cuando está callado es que no quiere hablar? ¡Dios me libre de un hombre amable! No iré a su casa, porque me convidará.

Si andaba el birlocho, era un milagro; si estaba parado, un capricho de Goya. Fue preciso conformarnos con este elegante mueble: subí, pues, a él y tomé las riendas, después de haberse sentado en él mi amigo el extranjero.

Quedose parado un largo rato mirando a la luz y viendo en ella a doña Lupe en el acto de coger la hucha falsa y decir: «Pero esta hucha... no ... me parece... no es la misma». Dando un gran suspiro, envolvió rápidamente en un pañuelo los destrozados restos de la víctima, y los guardó en la cómoda hasta el momento de salir. Puso la nueva hucha en el sitio de costumbre, que era el cajón alto de la cómoda, abrió la puerta, quitando el pañuelo que tapaba el agujero de la llave, y después de llevar a la cocina el instrumento alevoso, volvió a su cuarto con idea de contar el dinero... Pero si era suyo, ¿a qué tanto miedo y zozobra?

La pequeña galga negra, que se había parado frente a él y lo había mirado fijamente durante un buen rato, se impacientó y saltó a las rodillas de su amo para recibir la caricia acostumbrada. Pero Godfrey la rechazó sin mirarla y salió de la pieza. La perra lo siguió humildemente y sin rencor, quizá porque no tenía otra cosa en perspectiva.

Nuestro vagón se balanceaba sobre el abismo..... ¡Un paso más, y cae también! El siguiente estaba descarrilado; el otro sobre los rails, y el coche de primera tan perfectamente colocado sobre la vía, que las Autoridades y personas de edad que lo ocupaban, no se enteraron desde luego de nuestro peligro, sino que creyeron que nos habíamos parado.

¿No has encontrado a Nieves? preguntó con reprimida cólera la gentil costurera. , la he encontrado respondió él con acento indiferente. ¿Y no te has parado con ella? No; la he dicho simplemente adiós. ¡Embustero! ¡hipócrita! ¡tío silbante! exclamó con furia Valentina. ¡Toma, por zorro! Y le descargó sobre los brazos una granizada de pellizcos.

Y sumergió afectuosamente su mano en la espesa piel del Terranova, que parado sobre las patas de atrás, alargaba ya su formidable cabeza, entre mi plato y el de la señorita Margarita. No pude menos de observar con nuevo interés la fisonomía de esta mujer, y buscar en ella los signos exteriores de la poca sensibilidad de alma de que al parecer hace profesión.