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Actualizado: 13 de junio de 2025
Esto llegó al corazón del indiano, que expresó su contento con un silbido especial, dándose al mismo tiempo fuertes palmadas en las rodillas. Voy a llamarla para darle la noticia... No andará muy lejos la muy pícara... De seguro que ya sabe lo que estamos hablando... ¡Las coge al vuelo!
Según las veras y ahinco con que trazaba esta trama el soldado, bien parecía tener alguna estrecha obligación que le inducía a ello; pero de ello, quier que fuese, es cierto que pidió la vihuela, y después de acordada y de dar las palmadas a su gozque, comenzó éste a saltar de buena manera y el amo a tocar por la escuela más extremada del mundo; hubo lo del Rey de Francia, lo del saludo al Emperador, el besar las plantas de la más hermosa, el señalar las que estaban de boda y otros donaires de tal parecer.
¿Pero miedo a qué?... Si yo estaba en el ajo... Os diré el último detalle para que os asombréis. Los cañones que puso Pavía en las boca-calles estaban descargados. Y ya veis los que pasó dentro. Dos tiros al aire, y lo mismo que se desbandan los pájaros posados en un árbol cuando dais debajo de él dos palmadas, así se desbandó la asamblea de la República. El almuerzo está en la mesa.
Ama y criada rompieron a reír, y Juanín lanzó una carcajada graciosísima, repitiendo la expresión, y dando palmadas como para aplaudirse. ¡Qué cosas le enseña usted!... Vaya, hijo, no digas exprisiones... ¿Me quieres? le dijo la Delfina apretándole contra sí. El chico clavó sus ojos en Izquierdo.
Desapareció el criado, considerando inoportuna su presencia, y poco después se vieron sentados y fumando. Cruzaban miradas afectuosas é interrumpían sus palabras para estrecharse las manos ó acariciarse las rodillas con vigorosas palmadas. La curiosidad del marqués, después de tantos años de ausencia, fué más viva que la del recién llegado. ¿Vienes por mucho tiempo á París? preguntó á Robledo.
¿Y no te olvidas de alguno más? preguntó Celinda al terminar ella su lista . ¿No estuvo don Ricardo, ese que trabaja con don Manuel, el de los canales? Movió su cabeza la mestiza negativamente. En toda la noche vi á ese gringo. Luego empezó á reir, dándose sonoras palmadas en uno de sus muslos de relieve elefantíaco, lo que marcó su enorme redondez bajo la ligera faldamenta.
Ocupábase en escribir en un cartapacio, y de cuando en cuando se daba palmadas en la frente y se mordía las uñas, estando mirando al cielo; y otras veces se ponía tan imaginativo que no movía pie ni mano, ni aun las pestañas: tal era su embelesamiento.
El cazador, incorporándose, dio varias palmadas en uno de sus muslos. Inmediatamente sonaron iguales golpes al otro lado de la espesura, como reproducidos por el eco. Después se llevó a la boca el dorso de una mano, y un silbido tenue, de pájaro, rasgó el silencio. Otro pájaro invisible le contestó. Adelante: son amigos dijo el Mosco.
A la vez, y llevando el compás con palmadas, cantaban los circunstantes: Levántamelo, María; levántamelo, José; si tú no me lo levantas yo me lo levantaré. ¡Qué se quema el sango! ¡No se quemará, pues vendrán las olas y lo apagarán! Aquella bacanal no podía ser más inmunda, ni la bailarina más asquerosamente lúbrica en sus movimientos. Eso era para escandalizar hasta a un budinga.
La tía, porque a pesar de la edad de su marido, estaba solevantada con lo peligroso que era, según dijeron las vecinas, que el bueno del hombre fuese a pasar las noches entre bailarinas y coristas; el tío porque, asombrado de la facilidad con que Cristeta se ganaba sus cuarenta reales, pensaba ya en el cobro de la quincena, y la muchacha porque aún le zumbaban en los oídos las palmadas.
Palabra del Dia
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