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Actualizado: 31 de mayo de 2025
El pícaro gozque, como si entendiese el peligro en que se encontraban los suyos, o porque estuviese adiestrado también para jugar tales piezas, ello es que desde el comienzo de la danza no se entretenía sino en pasar y repasar, enredar y tropezarse entre los pies de los moriscos, derribando a muchos, embarazando a no pocos y procurando al fin la prisión de Muley, pues atravesándose muy al propósito a las espaldas del moro, cuando éste rompía en retirada, se enredó miserablemente y cayó en tierra, sin más poderse recuperar.
En verdad que su semblante truanesco le da patente de pícaro, pero no hay en su cuerpo y rostro nada común con aquellos miserables fenómenos, verdaderos casos patológicos con cuya ruindad se divertían nuestros piadosos monarcas.
A Felipe Tovara «cirujano de la orina» le pagaba también salario el Concejo, por mandato real en 8 de Julio de 1597 y en 10 de Mayo de 1602 y por último consta que Maestre Antonio Purga ó Parga cobraba 24 ducados por curar de quebraduras; en 21 de Agosto de 1602 . Don Diego Hurtado de Mendoza en su Lazarillo de Tormes, dice entre cosas al hablar del pícaro ciego. «En su oficio era un aguila.
Calla, tonta.... Un hombre tan juicioso.... ¿No comprendes tú...? Yo no comprendo nada, yo siento y nada más. El corazón suele tener unas adivinaciones tan raras.... A veces, el muy pícaro, se empeña en una cosa, y Dios se encarga después de darle gusto.... Ojalá me equivoque.
Los lunfardos dicen, con ese motivo, cuando dan con algún agente que aún tiene paciencia para oírles sus disculpas y lamentos: ¡Vea, señor!... ¡Más vale ser caballo de tramway que pillo conocido! Seguir a un pícaro en nuestras calles, tan llenas de movimiento, es un trabajo que no valora sino el que lo realiza.
Una vergüenza inmensa, infinita, corrió por todo su ser hasta las últimas fibras y le paralizó enteramente. D.ª Carolina, con una rápida ojeada, advirtió su estado lastimoso. No creas que esto es puñalada de pícaro. Te habla así Pantaleón por mi boca porque tiene confianza en tu honradez, en tu dignidad, en que sabrás cumplir perfectamente tus obligaciones.
Mal haya el pícaro francés, que se me ha pegado á la lengua y voy á tener que ahogarlo en buena cerveza inglesa. Porque habéis de saber que no tengo una gota de sangre francesa en las venas y que soy el arquero Simón Aluardo, inglés de buena cepa y contentísimo de volver á poner los pies en su tierra.
Porque así no hay alma que le dé un beso. La madre se puso colorada. No crea usted que le he dejado de lavar, que le he lavado dos veces hoy, señora; pero este arrastrao no sé dónde se ensucia tanto. Pues yo sí: revolcándose en la carretera. ¡Ah pícaro! ¡Corre, corre, que te pega tu madre!
No estará tan bien alojado como aquí, ni tendrá tan guapa mesonera, ¡ja, ja, ja! pero le daremos cariño largo y lo mejor de lo de casa; y... algo es algo, ¡ja, ja, ja! De todos modos, no es puñalada de pícaro todavía, y pueden ustedes ir formando su composición de lugar para cuando volvamos a vernos. Porque hemos de volver a vernos, ¿no es verdad?
En Carriazo vió el mundo un pícaro virtuoso, limpio, bien criado y más que medianamente discreto. Pasó por todos los grados de pícaro, hasta que se graduó de maestro en las almadrabas de Zahara, donde es el finibusterræ de la picaresca.
Palabra del Dia
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