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Actualizado: 21 de junio de 2025


Algo impresionado, cerró el cura bruscamente la entreabierta tabaquera, en la que estaba a punto de introducir los dedos. No tienes aspecto de eso, hijita. ¡Cómo! ¿no me veis ojerosa y con mis labios pálidos? No, Reina; al contrario, tus labios están rosados y tu rostro denota una floreciente salud. Pero ¿de qué te mueres?

; lo repito, el invierno en toda su indigencia, el invierno con sus pálidos astros y sus desolados fenómenos, me promete más goces que la orgullosa profusión de los hermosos días. Me place ver la tierra despojada de su fecunda vestidura y flotando en esos horizontes brumosos como en un mar de nubes.

Al frente se veían las mil luces de la ciudad, como la iluminación caprichosa de uno de esos «pesebres» ó «nacimientos» que se usan en los paises españoles, iluminacion que tenia no qué de aéreo y fantástico, haciendo juego con los reflejos pálidos de un cielo estrellado en cuyo fondo profundo no se veia una sola nube.

4 Su parecer, como parecer de caballos; y como gente de a caballo correrán. 5 Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como fuerte pueblo aparejado para la batalla. 6 Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes.

Sólo las personas extraordinarias levantamos tempestades... Y luego, en los salones, los mismos personajes austeros que han hecho coro á sus esposas y sus hijas me miran al pasar con unos ojos disimulados y admirativos; unos enrojecen, otros se ponen pálidos. Adivino que no tendría mas que hacer una seña á su muda admiración... Yo también tengo mi «banco de los viejos».

En todas las casas sus moradores estaban en vela y esperándonos; veíase en el umbral de todas las chozas, algún viejo o algún niño teniendo en la mano un velón de cobre, alumbrando temblorosos sus rostros pálidos y llenos de lágrimas, tiritando de frío en aquella helada noche de diciembre.

Me puse de codos en el alféizar, y allí pasé la noche, solo con mi dicha y mis recuerdos. El constelado firmamento hacía gala de sus pálidos fuegos, la tierra dormía silenciosa, y de cuando en cuando se oía a lo lejos el ladrido de un perro o el canto de un gallo.

Entonces aquellos desgraciados, pálidos y maltrechos, se miraron con espanto, y de un brinco se plantaron en la playa, echando a correr con toda la velocidad de sus piernas, como si el gitano les pisara los talones.

Se dirige pausadamente hacia la linde del bosque y hunde sus miradas en la obscuridad, que se anima entonces con los pálidos reflejos de la luna; después se interna un poco bajo los árboles aspirando la atmósfera dulce y aromática de los pinos. Quiere dominar a toda costa la embriaguez inexplicable que le penetra hasta los tuétanos.

La mecedora de Ana no se movía, tal como apenas en sus labios pálidos la afable sonrisa: se buscaban con los ojos las violetas en su falda, como si siempre debiera estar llena de ellas. Adela no sin esfuerzo se mantenía en su mecedora, que unas veces estaba cerca de Ana, otras de Lucía, y vacía las más.

Palabra del Dia

lanterna

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