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Actualizado: 5 de junio de 2025
Del Parnaso á 22. de Julio, el dia que me calzo las espuelas para subirme sobre la Canicula, 1614. Servidor de Vm. Apolo Lucido En acabando la Carta, vi que en un papel aparte venia escrito. PRIVILEGIOS, ORDENANZAS, y advertencias, que Apolo envia á los poetas Españoles. Es el primero, que algunos poetas sean conocidos tanto por el desaliño de sus personas, como por la fama de sus versos.
¡Pobre Pérez! ¡Era español, como de treinta años, y se tenía por bello, por valiente y por muy entendido en achaques de ordenanzas de policía! ¡Casi no había buena cualidad atribuida por los hombres de una época a los que vivieron en otra, que él, con una modestia verdaderamente infantil, no se las atribuyera y tratara de convencer, a los pocos con quienes tenía contacto en el mundo, que verdaderamente las poseía!
Las tales ordenanzas no dejan de ser curiosas y contienen algunos detalles de interés para el conocimiento de cómo estaba constituido el gremio, y de sus artículos hemos de dar una idea, teniendo á la vista el texto, que consta de veintiuna disposiciones, haciendo muy especialmente constar en la primera que de allí en adelante «...ninguna persona, de cualquier estado ó condición que sea, pueda tener tienda pública ni secreta sin que primero haya de preceder y preceda examen de dicho oficio, el cual examen se ha de hacer ante los veedores del dicho oficio de confiteros...»
Que ningún hijo de poeta que no hiciere versos no pueda jurar por vida de su padre, porque parece que no es su hijo. »Item, que el poeta que sirviere a señor ninguno , muera de hambre por ello. »Y, al fin, estas premáticas y ordenanzas se obedezcan y ejecuten como si fueran leyes establecidas de nuestros príncipes, reyes y emperadores de la Poesía.
Aunque en las ordenanzas se previene que para el servicio de la iglesia se destine un sacristán y tres cantores, lo que se practica es que en estos ministerios se ocupan dos sacristanes mayores con otros tres o cuatro menores y diez o doce muchachos para acólitos, con más una infinidad de músicos, que, aunque estos últimos no dejan de ocuparse en otras cosas, siempre es preciso tener algunos a mano para lo que se ofrezca; y no estando prontos, o pareciéndole al cura pocos los que acuden, ya hay riña sobre que se tira a arruinar el culto divino.
Las instrucciones y ordenanzas de los capitanes generales hacían obligatorio lo último para los hombres de mar y guerra, encomendándoles fueran abordo en estado de gracia, pues que habían de ir en peligro de muerte; prohibiendo durante el viaje pecados públicos, blasfemias, juegos demasiados, hacer ni decir cosa contra el servicio y honra de Dios ó el Rey .
Hablaba de orden del día, votos de confianza, particulares, nominales, secretos, proposiciones incidentales, previas, y de no ha lugar a deliberar, interpelaciones, preguntas, etc., etc., como si fuese el inventor de este aparato maravilloso del ingenio humano. Conocía ya las Ordenanzas municipales como si las hubiese parido.
Y en pronunciando la última palabra, que es el Dixi , volviendo a resonar el pájaro de plata, dijo: Yo quiero parecer presidente en publicar agora, después de mi oración, unas premáticas que guarden los divinos ingenios que me han constituido en esta dignidad; leyendo desta manera un papel que traía doblado en el pecho: «PREMÁTICAS Y ORDENANZAS QUE SE HAN DE GUARDAR EN LA INGENIOSA ACADEMIA SEVILLANA DESDE HOY EN ADELANTE.
6 Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso se volvieron ellos [del cautiverio] y dijeron: Como el SE
Había servido en la marina de guerra más de cuarenta años, gozando siempre opinión de oficial bravo y pundonoroso, pero al mismo tiempo de una severidad que rayaba en barbarie. Cuando ya ningún comandante de buque se acordaba de nuestras antiguas ordenanzas marítimas, don Melchor se empeñaba en ponerlas en práctica y en todo su rigor.
Palabra del Dia
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