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Actualizado: 17 de julio de 2025


A cada traslado hacía almoneda, y así pudo referir cuando viejo que en tantos o cuantos años de servicio había dormido en cuarenta y dos camas, pasado por veintiuna oficinas y obedecido a más de treinta jefes, ninguno de los cuales pudo quejarse de él.

Dia 28. Este dia me fué preciso detenerme á esperar los víveres que habia quedado mandarme el Justicia Mayor: de los que por fin llegaron siete cargas solas, de las veintiuna que debian ser: cuyas raciones distribuí á los soldados, por ahorrar el costo de las cabalgaduras de su conduccion, respecto

Jugaba durante todo el dia y hasta media noche, ora whist, ora veintiuna, y á veces hasta monte con los Españoles, sin prescindir por eso del ajedrez, las damas y demas juegos inocentes. Aquella vieja de espejuelos, bailando como loca y jugando como un Yankee, parecía haber apostado con el tiempo á no dejarse vencer....

Hay cinco subdivisiones: primaria, secundaria, profesional, artística e industrial. La instrucción primaria es gratuita, pero no es obligatoria. Muchas de las escuelas secundarias están a cargo de órdenes religiosas. Hay veintiuna escuelas normales y varias de arte y de música.

Las puertas interiores eran veintiuna, sin contar las de las dependencias del templo y la del pasadizo secreto del Califa: diez y nueve en la estensa y magestuosa fachada del patio, y las dos arriba mencionadas que dentro del buque de la mezquita conducian al recinto ó departamento reservado á las mugeres.

Con esto voy seguro de no morir de hambre; porque aunque llegue a un cortijo, hay quien quiera pasar tiempo jugando un rato; y desto hemos de hacer luego la experiencia los dos: armemos la red, y veamos si cae algún pájaro destos arrieros que aquí hay: quiero decir que jugaremos los dos a la veintiuna, como si fuese de veras; que si alguno quisiere ser tercero, él será el primero que deje la pecunia.

Pero excitado por la novedad del trabajo y á impulsos también de mis hábitos de novelista, empecé á escribir y á escribir, sin darme cuenta de que en vez de un «escenario» producía una novela, y en veintiuna tardes terminé EL PARAÍSO DE LAS MUJERES. Nunca he trabajado tan aprisa y con tanto fervor. Creo que si me pusiera ahora á hacer una copia del presente libro emplearía más tiempo.

Las tales ordenanzas no dejan de ser curiosas y contienen algunos detalles de interés para el conocimiento de cómo estaba constituido el gremio, y de sus artículos hemos de dar una idea, teniendo á la vista el texto, que consta de veintiuna disposiciones, haciendo muy especialmente constar en la primera que de allí en adelante «...ninguna persona, de cualquier estado ó condición que sea, pueda tener tienda pública ni secreta sin que primero haya de preceder y preceda examen de dicho oficio, el cual examen se ha de hacer ante los veedores del dicho oficio de confiteros...»

Y levantándose Diego Cortado abrazó a Rincón, y Rincón a él, tierna y estrechamente, y luego se pusieron los dos a jugar a la veintiuna con los ya referidos naipes, limpios de polvo y de paja, mas no de grasa y malicia, y a pocas manos alzaba también por el as Cortado como Rincón, su maestro. Salió en esto un arriero a refrescarse al portal, y pidió que quería hacer tercio.

Tomé de mis alhajas las que pude y las que me parecieron más necesarias, y entre ellas saqué estos naipes y a este tiempo descubrió los que se han dicho, que en el cuello traía , con los cuales he ganado mi vida por los mesones y ventas que hay desde Madrid aquí, jugando a la veintiuna; y aunque vuesa merced los vee tan astrosos y maltratados, usan de una maravillosa virtud con quien los entiende, que no alzará que no quede un as debajo; y si vuesa merced es versado en este juego, verá cuánta ventaja lleva el que sabe que tiene cierto un as a la primera carta, que le puede servir de un punto y de once; que con esta ventaja, siendo la veintiuna envidada, el dinero se queda en casa.

Palabra del Dia

godella

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