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Actualizado: 1 de julio de 2025
Su palidez era como la de un muerto; tenía la lengua blanca, mucha debilidad y ningún apetito. Diéronle algo de comer, y Fortunata opinó que debía quedarse en la cama hasta la tarde. Esto no le disgustaba a Maxi, porque sentía cierto alborozo infantil de verse en aquel lecho tan grandón y rodar por él.
No saldrá la pobre opinó Fortunata algo cortada, porque le asaltaba la idea de que su lenguaje no sería bastante fino. Si sigue así, traeré esta tarde a la niña, para que la vea... De todos modos, debo traerla ¿no le parece a usted? Sí, tráigala. Jacinta sabía que aquella desconocida no era soltera, porque había ofrecido unos pantalones de su marido.
La nobleza vetustense opinó que muerto el perro no se acabase la rabia; que la muerte providencial de la modista no era motivo suficiente para hacer las paces con el infame don Carlos ni para enterarse de la suerte de su hija. Tiempo había para proteger a la niña, sin menoscabo de la dignidad, si, como era de presumir, la conducta loca de su padre le arrastraba a la pobreza.
A todos los cuartos, tío, para mirarme en todos los espejos. ¿No veis qué bien estoy? Sí, en efecto, no estás mal. ¿No es cierto que con un traje bien hecho, tengo un lindo talle? ¡Lindísimo! respondió el señor de Pavol, besándome en las mejillas y encantado con mi alegría. ¡Ah! tío, ¡qué feliz soy! Opino que el caso extraordinario se presentará muy pronto.
Bobadas... En fin, señora marquesa, Wellesley me ha prometido que la muchacha volverá, pero hay que dejar en paz a lord Gray... Señora marquesa, me llama mucho la atención este extraño caso. Soy experto en ciertos asuntos, y creo que en el lance de que nos ocupamos juega alguna persona que no es lord Gray. ¿Lo cree usted? Yo opino que Inés se ha marchado sola. Pues yo creo que no.
Su QUIJOTE es el libro predilecto de las MUSAS, y mientras festivo consuela á tristes y melancólicos, é ilustra al ignorante, es al mismo tiempo una historia, la historia más fiel de las costumbres españolas. Opino, pues, con la sabia PALAS, y me perdonen los otros dioses que de mi parecer no participan. Esto bien lo recuerdas, ingrato APOLO.
He cumplido mi deber diciéndoos francamente lo que de ella opino, en las condiciones en que váis á emprenderla, dijo Golvín, lisonjeado por las palabras del barón. Pero ¡por Santa Bárbara! marino viejo soy y no sé lo que es el miedo. Que nos hundamos ó no, contad conmigo. Á Coves os he de llevar, y si á los amos del barco no les gusta el viaje, que busquen otro capitán después del zafarrancho.
Mas Fernando VII opinó que le diesen de mamar chuletas, y lo destetaran luego con aguardiente, y aquella misma noche envió a su ahijado, como regalo de padrino, un gran trinchante de oro macizo, que tenía esculpidas en el cabo las armas de España.
El pobre viejo se puso á llorar, y dijo entre sollozos y babas que aquella resolución era muy grave y convenía meditarla. ¿Y qué vas tú á hacer allá? decía después, queriendo aparecer incomodado: ¡Tienes una letra tan mala!... El abuelo consultó con el ex-abate la resolución de Lázaro, y éste opinó que se debía escribir al tío.
Yo opino que toda la ciencia se encierra o debe encerrarse en esto: «Obedecer y creer»; tal vez se me dirá que esto es poco poético, pero tengo para mí que existe tanta poesía en la sumisión del espíritu como en la rebelión. ¿Son, por ventura, los ángeles fieles, menos poéticos que los ángeles que se rebelaron contra Dios?
Palabra del Dia
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