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Habían desaparecido las riberas, y en la obscuridad, más allá del círculo rojo de la antorcha, sólo se veía agua y más agua, una inmensa sábana que se desarrollaba en incesante movimiento, arrastrándoles en sus ondulaciones.

Una masa negra, otra, sin duda, se había destacado de un árbol de la orilla derecha, y había pasado a través del río con extrañas ondulaciones produciendo una leve corriente de aire, y desapareciendo entre las plantas de la orilla izquierda. ¿Lo has visto, Horn? preguntó Cornelio. ; y lo que es. ¿Un proyectil? No, señor Cornelio.

Pero yo que, desembarazándose de las amargas preocupaciones de la vida, su existencia va á extinguirse por las caricias del agua pura y las ondulaciones de las estremecidas hierbas.

En medio del agua transparente, no siempre se sabe distinguir la columna líquida del manantial que brota, pero se revela por las ondulaciones de las hierbas que acaricia su onda ascendente, por las burbujas que salen de la arena y vienen á deshacerse al contacto del aire, y por el silencioso hervor que se produce en la superficie del agua y se propaga alejándose en rizos ondulados que disminuyen gradualmente.

Vió los hombres y las cosas á través de una atmósfera fantástica que rugía, destruyéndolo todo con la violencia cortante de sus ondulaciones. Había quedado inmóvil por el terror, y sin embargo no tenía miedo. El se había imaginado hasta entonces el miedo en distinta forma. Sentía en el estómago un vacío angustioso.

Un ambiente de perfumes ingleses suaves y vagorosos, esparcidos con profusión, emanaba de sus ropas y de las ondulaciones de su cabello negro y brillante, que Gallardo se atusaba sobre las sienes, adoptando una postura triunfadora ante la femenil curiosidad. Para torero no estaba mal. Sentíase satisfecho de su persona. ¡Otro más distinguido y con mayor «ángel» para las mujeres!...

El pecho, ya formado, imprimía a la tela del traje una curva preciosa, y el talle fino solía tener ondulaciones hechas para inspirar deseos; a veces abría y estiraba los brazos, cerrándolos luego perezosamente, cual si en el aire hubiese algo que estrechar con amor. Si miraba sonriente, su fisonomía parecía sensual; cuando sentía enojo, su rostro cobraba expresión de virgen arisca y desabrida.

Aseméjase a la cuna de un niño que la aldeana haya colocado dentro del surco mientras trabaja, y al descorrer la cortina del sueño, no puede ver otra cosa entre las ondulaciones del surco que un estrecho pedazo de cielo. El jardín no puede compararse al primitivo que Homero describe al diseñar el cercado de las siete piedras del viejo Laeter.

Sonaba el chapoteo de un objeto en el mar: una espuerta de residuos de cocina, un madero, un bote de conservas vacío, e inmediatamente se desplomaban, con las plumas encogidas, balanceándose sobre las ondulaciones oceánicas lo mismo que los cisnes de un lago. Y así que terminaban la exploración del objeto flotante o engullían los residuos, retornaban al buque impetuosas como proyectiles.

La espesa masa que las tapa varía su relieve y le da nuevos contornos. En lugar de aparecer saliente, dentada, con truncadas puntas, desenvuelve la pendiente del monte con ondulaciones encantadoras, con curvas de dibujo atrevido, pero sinuoso siempre.