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Actualizado: 8 de mayo de 2025


Sin asomo de ironía, con voz viril aunque trémula, don Mariano trató de consolar a la que hubo de ser su cuñada... ¡Los papeles se invertían!... No llore Laura... le rogó. Yo le agradezco su amistad y su benevolencia... No me olvidaré en la vida de lo que acaba de decirme... ¡Es usted muy buena!... Y para demostrar mejor su agradecimiento, tomole la mano y se la besó respetuosamente.

Todo contribuye en San-Gall á producir en el ánimo del viajero una impresion grata, que es la mejor justificacion del espíritu de libertad y tolerancia que allí reina. No olvidaré un rasgo curioso, aun á riesgo de incurrir en una repeticion.

Ya con la puerta abierta, Luciana afirmó la voz y me dijo: Hasta muy pronto... Si ve usted esta noche al señor Lautrec, dígale que le deseo buen viaje... Y no olvide usted decir a Máximo que mi madre y yo sentimos mucho no estar con ustedes para darle la bienvenida. Pero Ruán no nos ha consultado para la apertura de su exposición. No olvidaré nada...

Nunca olvidaré lo que ha hecho, bien lo sabes. Sin embargo, si repara su falta y trabaja con nosotros por la rehabilitación de tu hermano... Para convencerme necesito algo más que vanas palabras, dijo la joven con amargura. Llamó y dijo á Giraud, que apareció en la puerta: Haga usted subir al señor de Tragomer. Y sin decir más, pasó por delante de su madre y de Marenval y salió.

Nunca olvidaré que has sido, no mi mejor amigo, el único amigo. Eres la excusa de mi vida. Atestiguaros por ella. Adiós, feliz, y si alguna vez hablas a tu hijo de , sea para que a no se parezca. Hacia mediodía comenzó a llover. Domingo se retiró a su gabinete y yo le seguí.

Amor no he podido hasta ahora tenérselo a usted... Le estimo... me es simpático y no olvidaré nunca lo bueno que ha sido conmigo; pero, soy franca, no quiero que viva más tiempo engañado. Seré amiga sincera y cariñosa de usted... Novia, no puede ser... Me es imposible definir el estado de mi espíritu al oír estas palabras.

Y siempre viéndole estoy, amante, dichoso y tierno... mas no existe, es ilusión que imagina mi deseo. ¡Vamos! JIMENA. ¡Leonor! LEONOR. Vamos pronto; le olvidaré, lo prometo. Dios me ayudará... sosténme, que apenas tenerme puedo. Queda la escena un momento sola; salen por la izquierda DON MANRIQUE con el rostro cubierto con la celada, y RUIZ RUIZ.

«No me olvidaré de ti, Adoración» le dijo la señorita, que con esta frase parecía anunciar que no volvería pronto. En ambos patios había tal ruido de tambores, que era forzoso alzar la voz para hacerse oír. Cuando a los tamborazos se unía el estrépito de las latas de petróleo, parecía que se desplomaban las frágiles casas.

Te ruego se lo hagas presente, y que nunca la olvidaré en mis oraciones le dijo al darle la mano, mientras dos gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas. ¡Pero qué facilidad tenía aquella criatura para liquidar sus penas!

Después tuve motivos para quererla mucho más, porque hizo usted por una cosa que no la olvidaré mientras viva, así viva mil años. No recuerdo... Pues yo lo tengo bien presente. Mi padre, como usted sabe, señorita, hacía almadreñas, y de eso vivíamos. Marchaba por la mañana al monte y solía venir á la tarde. Los jueves iba á Vegalora á vender las almadreñas.

Palabra del Dia

ciencuenta

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