Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de julio de 2025
En efecto, estaba para acabar ya el mes de Junio y el indio no había aparecido. Una mañana, como de costumbre, entre diez y once, volvía Poldy de la laguna, donde en balde había buscado a la cigüeña. Fatigada y triste, en medio de la senda por donde se volvía al castillo, Poldy se sentó, al pie de un olmo, en un asiento rústico, y en lo más frondoso, intrincado y bonito del parque.
Llegó la ocasión ineludible de cambiar el cuarto en que vivían por otro más modesto y barato. Doña Francisca, apegada a las rutinas y sin determinación para nada, vacilaba. La criada, quitándole en momentos tan críticos las riendas del gobierno, decidió la mudanza, y desde la calle de Claudio Coello saltaron a la del Olmo.
Me he apoyado contra una columna, la única que, como el noble huérfano de una familia desgraciada, ha quedado de pie; cerca de mí había un gran olmo, cuya copa, calcinada por el sol, destacaba apenas de entre las ruinas.
Ved, señores, cómo de los infinitos huevecillos acariciados por el sol salen infinitos seres que ensayan entre las ramas su primer paso y su primer zumbido. ¿No oís cómo estrenan sus trompetillas esos niños alados, que vivirán un día y en un día alborotarán la vecindad de este olmo?
Lo primero que se le ofreció a la vista de Sancho fue, espetado en un asador de un olmo entero, un entero novillo; y en el fuego donde se había de asar ardía un mediano monte de leña, y seis ollas que alrededor de la hoguera estaban no se habían hecho en la común turquesa de las demás ollas, porque eran seis medias tinajas, que cada una cabía un rastro de carne: así embebían y encerraban en sí carneros enteros, sin echarse de ver, como si fueran palominos; las liebres ya sin pellejo y las gallinas sin pluma que estaban colgadas por los árboles para sepultarlas en las ollas no tenían número; los pájaros y caza de diversos géneros eran infinitos, colgados de los árboles para que el aire los enfriase.
Sin embargo de lo que escribió el fanático Olmo para dar gusto á los señores de la Inquisicion, yo siempre recuerdo al ver la constancia de los judíos españoles en no abandonar su lei á pesar de las iras del Santo Oficio, i en morir valerosamente cuando eran descubiertos i castigados, lo que en el siglo IV de la iglesia escribia Lucífero, obispo de Caller, al Emperador Constancio en nombre de todos los demás cristianos perseguidos.
Lo que vuestra merced puede hacer, y es justo que haga, es mudar ese servicio y montazgo de la señora Dulcinea del Toboso en alguna cantidad de avemarías y credos, que nosotros diremos por la intención de vuestra merced; y ésta es cosa que se podrá cumplir de noche y de día, huyendo o reposando, en paz o en guerra; pero pensar que hemos de volver ahora a las ollas de Egipto, digo, a tomar nuestra cadena y a ponernos en camino del Toboso, es pensar que es ahora de noche, que aún no son las diez del día, y es pedir a nosotros eso como pedir peras al olmo.
Desde que vivían en la calle del Olmo, Doña Francisca fue abandonada de la sociedad que la ayudó a dar al viento su fortuna, y en las calles del Saúco y Almendro desaparecieron las pocas amistades que le restaban.
Fundieron 17, y salieron tan buenos, que sobre el precio estipulado se les abonaron 1.500 maravedís . Eran pues los ribadoquines piezas ligeras de bronce de reciente adopción, cuyas condiciones se descubren en las partidas de cuentas de gastos hechos para aquel sitio, á saber: Bancos de ribadoquines pagados á los carpinteros. Maderos de olmo labrados á hacha para los mismos. Maromas.
Allí, entre la gente de aquel presidio, se eligieron los veinte y cinco soldados, que se habian de embarcar, á cargo del alferez D. Salvador Martin de Olmo: porque, aunque deseaba el Señor Gobernador de Buenos Aires, que fuese mayor el número de los soldados, y habia otros muchos que se ofrecian voluntariamente á esta expedicion, no fué posible aumentar el número, por no permitirlo el buque del navichuelo.
Palabra del Dia
Otros Mirando